Por Federico Henault | Alicia Reina le contó a 442 su historia de vida, su pasión por los fierros y cómo la tratan los hombres del ambiente.
Federico Henault
Para Alicia Reina participar por segunda edición consecutiva en el Rally Dakar es más significativo que ser la única mujer argentina en participar de la dura competencia que comenzará el 3 de enero con la largada desde la Casa Rosada.
La nacida en Catriel, provincia de Río Negro, volverá a competir junto con su copiloto, Carlos Pelayo, a bordo de un Toyota y renueva los desafíos para mejorar el puesto 60 obtenido tras su llegada a Valparaíso el año pasado, que define como “hazaña”.
“Nos venimos preparando durante todo el año en lo físico y en lo mental para este Dakar. Nos entrenamos bastante y estamos ajustando el presupuesto para llegar de la mejor manera. Competir cuesta mucho dinero, por eso sacamos bonos contribución y sorteamos un auto y una camioneta”, le contó Reina a 442.
El duro entrenamiento consiste en ejercicios aeróbicos y sesiones en bicicleta en el gimnasio. “En noviembre y diciembre entrenamos a las dos o tres de la tarde para ir aclimatándonos a las altas temperaturas”, agregó la piloto de 41 años que también trabaja con una psicóloga deportiva para tratar superar sus debilidades y explotar sus fortalezas.
El sostén familiar. Alicia no está sola en esta cruzada que unirá Argentina, Bolivia y Chile. Adrián Farroni, además de su marido, es quien le organiza todo y fue quien la animó para que participara del Dakar.
“Nos apasiona el Dakar, por eso lo vivimos en familia. Es un nuevo desafío para nosotros. Iremos con gente de Catriel y 25 de mayo que es toda gente de la zona y conocida”, sostuvo Reina.
El desafío del que habla Alicia Reina es el de mejorar el rendimiento y no sólo conformarse con terminar la travesía el 17 de enero en Rosario. “Le hicimos unas reformas a la camioneta, está mejor pero tampoco nos garantiza que podamos terminar el Dakar. Eso sí, creemos que podemos mejorar”, admitió.
Pasión fierrera. A Alicia siempre le fascinaron los autos y empezó a manejar a los 11 años. “Arranqué con los kartings y gané tres campeonatos. Después pasamos (con su marido) a los cuatriciclos, después al rally y ahí fuimos cambiando de autos hasta llegar al Rally Nacional en 2007″, recordó. “Ahí se bajó Adrián, yo seguí y él me siguió apoyando. El año pasado me llegó la propuesta de él para correr en el Dakar. Me emocionaba mucho cuando veía correr a los autos en la tele y por suerte, con la ayuda de familiares y amigos, pudimos cumplir el sueño en 2014″.
Anécdotas de viaje. El Dakar reúne miles de historias y cada participante atravesó algún momento de riesgo en los indescifrables caminos que ofrece la competencia. Alicia Reina tuvo que pasar momentos de tensión en la etapa que unía Chilecito y Tucumán.
“Fue una de las etapas más duras del Dakar porque hubo más de 35 rescates. Hacía mucho calor, nosotros no llevamos aire acondicionado y llegó un momento que era tan sofocante que necesitábamos parar para refrescarnos y se nos volcó todo el bidón de cinco litros de agua. Fue un momento desesperante porque nos quedamos sin agua en medio del desierto. Fue la etapa en la que falleció un piloto de moto por deshidratación. Nos quedaba sólo un litro de agua encima. Por suerte pudimos salir de esa etapa”, le recordó a este portal.
Objetivos. “Si la camioneta se comporta mejor podremos llegar a tener buenos resultados. Sabemos que el Dakar es muy difícil, no sabemos lo que puede pasar, pero estamos preparados”, confía Reina, que tiene como referentes al qatarí Nasser Al-Attiyah y el argentino Federico Villagra.
Por último, en cuanto al trato que recibe de parte de sus colegas, Reina sostuvo que no hay discriminación por ser mujer y estar en un entorno rodeada de hombres. “Me tratan bárbaro los otros pilotos y también te reconocen. El ambiente del Dakar es muy solidario. Me tratan con cariño y respeto”, cerró Alicia.
(*) Redactor de 442