Delega poco y maneja las inversiones de su hijo, una “empresa” que factura fortunas. Sus desmanejos lo dejaron mas de una vez en offside.
Cuando vivía en el barrio Grondoli y trabajaba como responsable de producción de la metalúrgica Acindar, Jorge Messi nunca hubiese imaginado que su hijo, el nene que tenía pinta de crack y deleitaba a los vecinos cuando jugaba a la pelota, lo iba a convertir en el CEO de una multinacional. Porque además de ser el mejor futbolista del mundo, Lionel Messi también es eso: una megaempresa –de un solo trabajador y un solo dueño– que factura 65 millones de euros anuales y crece año tras año en facturación.
El administrador de esa fortuna, lo dijo varias veces Leo, es su padre, Jorge. Pero las fortunas no sólo generan ventajas y buena vida. Muchas veces pueden generar problemas: el último estalló hace una semana, cuando el apellido más célebre del fútbol mundial apareció mencionado en el marco de la investigación periodística que se conoció como Panamá Papers.
El consorcio de 370 periodistas que accedió a la documentación del despacho de abogados panameño Mossack Fonseca señaló que el jugador adquirió, en 2013, la firma Mega Star Enterprises, radicada en Panamá. La operatoria, al menos hasta aquí, no implica ningún delito, pero generó que la Agencia Tributaria de España abriera una investigación. No será la primera vez que pasa: el fisco español ya acusó a padre e hijo de haber evadido impuestos por poco más de cuatro millones de euros, un presunto delito que tendrá sentencia entre fines de mayo y principios de junio, cuando Messi esté cerca de debutar en la Copa América con la Selección.
Pero más allá de la investigación española, la situación dio cuenta de algo: lo que le sucede a Messi es lo mismo que le sucede a buena parte de las empresas más importantes del mundo, que operan con cuentas o sociedades en países que otorgan beneficios impositivos. Paraísos fiscales. “Un año después de su debut, una consultora nos recomendó que conformáramos una sociedad offshore, algo que al final desestimamos”, le reconoce a PERFIL Rodolfo Schinocca, ex agente comercial de Leo entre 2004 y 2006, desplazado por Jorge hace una década.
El Messi-negocio, antes de ser comandado por Jorge, tuvo otros directores: hasta 2009 fue manejado por Prime Time Sport, una firma vinculada a Ferrán Soriano, presidente de la aerolínea Spanair y ex vicepresidente del Barcelona, quien renunció a su cargo en 2008 en disidencia con el polémico Joan Laporta. A Prime Time Sport hoy lo dirige el ex director de marketing del club blaugrana, Esteve Calzada, quien definió a Messi como “una marca global de valores comerciales altísimos”.
Pero desde aquel año, 2009, los patrocinios del rosarino están en manos de Leo Messi Management, una empresa que maneja Jorge y tuvo la colaboración profesional de Pau Negre, otro ex director de marketing de Barcelona. Leo Messi Management tiene 59 seguidores en Twitter, pero administra decenas de millones de euros que provienen de empresas que buscan que Messi sea su cara visible.
Las ganancias se multiplican con el tiempo. En 2005, Garbarino contrató a Messi por 100 mil pesos. Diez años después, Huawei, la empresa de tecnología china que busca imponerse en un mercado liderado por Samsung y Apple, firmó con la estrella un contrato de cinco millones de dólares por tres años.
Jorge le busca a su hijo clientes e inversiones: en Rosario compró decenas de departamentos en una torre cercana al Monumento a la Bandera, y junto a Marcelo Muniagurria, ex vicegobernador santafesino, construyó en las afueras de Rosario el club de campo más grande del interior del país, que costó alrededor de diez millones de dólares. La multinacional Messi también invirtió en el negocio de vinos. Y mientras Leo busca llegar a los 500 goles, su padre intenta hacer que el negocio siga creciendo.