El Rasta cayó por decisión unánime ante el invicto Ryan LaFlare.
Con corazón, garra y coraje, el artista marcial argentino Santiago Ponzinibbio saltó al octágono en el Arena Goiania para luchar contra el norteamericano Ryan LaFlare. Sin embargo, a los pocos segundos del primer round, la estrategia diagramada, en las semanas previas, se quemó ante la fortaleza de un rival que dominó a placer derribando al “Rasta” una y otra vez. Las tarjetas así lo reflejaron, LaFlare se llevó la victoria por decisión unánime ante Ponzinibbio.
La supremacía física y la inteligencia del invicto norteamericano que llevó la pelea a su terreno predilecto explican la amplia diferencia en las tarjetas.
El primer asalto marcó a fuego el resto de los rounds: LaFlare derribó, montó y golpeó a Ponzinibbio, quien hizo un gran esfuerzo para recuperar la posición y regresar a la pelea de pie. Sus movimientos ya no eran los mismos, los brazos le pesaban toneladas y las piernas no le respondían con rapidez.
A partir de ese momento, la diferencia física fue una constante en el resto de la pelea. Un Santiago exhausto, de movimientos cansinos y, del otro lado, LaFlare desplegando traslados explosivos y, más que nada, exhibiendo dinámicos derribos.
En el segundo round, Ponzinibbio, cambió el aire, salió con la decisión ofensiva esperada y apelando a un boxeo frontal tuvo a LaFlare sentido; sin embargo, el luchador estadounidense se repuso y volvió a poner a Santiago espalda contra la lona.
El tercer round fue un monólogo del luchador estadounidense, quien respetando al pie de la letra su libreto, insistió con sus efectivos derribos. Con los dos rounds previos en el bolsillo, LaFlare se movió con serenidad. Todo lo contrario ocurrió con Santiago Ponzinibbio que, mientras estuvo de pie, buscó desesperado una mano salvadora que nunca iba a llegar.
Pese a que suene contradictorio, la derrota y la experiencia son activos que Santiago tendrá que explotar al máximo para su próximo enfrentamiento en el UFC.