Tras una temporada en el Nacional B logró un sufrido ascenso, pero también vivió una crisis institucional con salida de Cantero. Fotos.
La recorrida de Independiente por el infierno que significó estar una temporada en la segunda división del fútbol argentino tuvo una escala previa en el purgatorio que en vez de devolverlo a las llamas lo trajeron de vuelta hacia la Tierra, tras vencer a Huracán en un desempate por el tercer ascenso.
Inmerso en una crisis institucional sin precedentes fue el grupo de jugadores y el entrenador Omar De Felippe quienes se juraron devolver al Rojo a Primera División en una campaña que había arrancado de buena manera, pero que poco a poco se fue deshilachando.
El equipo nunca estuvo en los dos primeros puestos, que daban también un ascenso, y gracias a una racha positiva de cuatro victorias y dos empates, terminó igualando con Huracán en el tercer puesto con 67 unidades, tras 42 sufridas fechas, para forzar el desempate.
El 11 de junio fue el día del retorno. La caravana de autos para acceder a La Plata, lugar del duelo ante el Globo, fue tal que el inicio del desquite debió retrasarse. Martín Zapata y Matías Pizzini marcaron los tantos esa tarde – noche para que la centenaria institución de Avellaneda volviera a respirar.
Mucho había pasado en pocos meses. Ya no estaba Javier Cantero, dimitente el 23 de abril cuando ya era imposible seguir. Tras una transición a cargo de su vice, Claudio Keblaitis, pero vigilado por la oposición.
Así Independiente llegó al partido decisivo ante Huracán y el 6 de julio el sindicalista Hugo Moyano se convirtió en presidente al imponerse por casi el 70 por ciento de los votos. El gremialista prometió reducir el pasivo y achicar las deudas, que a esta altura y según el último balance es de nada menos que de 575 millones de pesos.
En materia futbolística el “padre” del ascenso, De Felippe, se fue antes del comienzo del torneo de Transición y solo diez días después de la asunción de Moyano, ya que los refuerzos que pidió para potenciar al plantel no llegaban. Lo curioso fue que las caras nuevas aparecieron tras cerrarse la llegada del nuevo técnico, Jorge Almirón.
El regreso a Primera fue bueno. El Rojo poco a poco recuperó su identidad futbolística con un patrón de juego emparentado con la marca de su historia. Si bien el equipo estuvo dos veces segundo en la tabla de posiciones, no pudo pelear por el título, pese al cuarto puesto final. Eso sí, ganó el clásico en la quinta fecha 2-1 a Racing que a la postre iba a salir campeón.
La misión para el entrenador de cara al futuro será consolidar su idea en el tiempo y aspirar a mejorar lo hecho en el próximo torneo de 30 equipos, mientras que en la faz dirigencial deberán apelar al ingenio para sanear la institución y concluir el Libertadores de América, una de las grandes deudas de las anteriores gestiones.
(*) De la agencia DyN