Si un barrio se llama “Las Tablitas”, podría suponerse que comenzó con humildes viviendas, cercadas por “cachetes” de madera, de esos que descarta la industria forestal. Tal es el caso.
Fue justamente en ese barrio de la Concordia profunda -la que asoma en las estadísticas del INDEC sobre la pobreza-, apenas 10 minutos después de la medianoche, recién comenzado el día 4 de mayo de 2018, cuando fue acribillado a balazos Jonathan Exequiel Ereñú.
El sonido de las balas no asombró a nadie. No era la primera vez que algún tiroteo quebraba la tranquilidad de la noche. El estupor sobrevino cuando cobraron conciencia que esta vez las cosas habían pasado a mayores: Jonathan yacía en el suelo, gravemente herido, en inmediaciones de Coronel Navarro y Las Heras. Su agonía duró aproximadamente 10 días, hasta que su cuerpo dijo basta.
La investigación judicial, guiada por el Fiscal José Arias, condujo a la detención de dos hermanos: Ángel Marcos y Johann Nazareth Yamil Heis. El primero tenía por entonces 24 años y el segundo 31. Pero en la descripción del hecho, que figura en el legajo, el Ministerio Público Fiscal menciona además la participación de “otra persona no identificada”.
Cuatro años después, tras un extenso juicio oral y público, este jueves ambos hermanos fueron condenados a 14 años de prisión, por el tribunal integrado por Eduardo Degano, Silvina Gallo e Ives Bastian.
Sin antecedentes penales, los ahora condenados en primera instancia transitaron en libertad los cuatro años transcurridos desde aquel fatídico día de 2018 hasta el veredicto de hoy. Y todo indica que, apelación mediante de su abogado defensor Rafael Briceño, seguirán libres, a la espera de que Casación resuelva si confirma o rechaza la sentencia inánime de los tres magistrados.
El móvil del crimen habría sido una disputa “de vieja data” por una mujer. En el curso de la investigación, quedó claro que, previo a aquel 4 de mayo, las partes ya habían intercambiado disparos.
El debate oral y público incluyó una reconstrucción del hecho. Según contó el diario El Heraldo, las partes interesadas, los magistrados, la defensa, fiscalía, junto a Personal de la División de Criminalística, Comisaría Segunda, empleados judiciales y diversos testigos, rearmaron paso a paso la secuencia de aquel trágico momento.