Ayer se recordó el Día Mundial del denominado accidente cerebrovascular (ACV) o ataque cerebral. Se estima que en el país más de 18 mil personas mueren al año por esta causa. El ataque cerebral, es una afección causada por la súbita pérdida de flujo sanguíneo cerebral (isquémico) o por el sangrado (hemorrágico) dentro de la cabeza. Cualquiera de las dos situaciones puede provocar que las neuronas se debiliten o mueran, ya que sin
oxígeno las células nerviosas no pueden funcionar. Las partes del cuerpo controladas por las regiones del cerebro afectadas, consecuentemente, también dejan de funcionar. Los efectos de un ataque cerebral son a menudo permanentes, ya que las células cerebrales muertas no se pueden reemplazar. Afortunadamente, por medio del reconocimiento temprano de los signos de un ataque cerebral y la búsqueda inmediata de atención médica se pueden reducir considerablemente las posibilidades de muerte y discapacidad.
Los nuevos tratamientos sólo funcionan si son aplicados dentro de las tres primeras horas de presentados los síntomas iniciales, entre los que se cuentan: Falta de sensación, debilidad o parálisis repentinas en la cara, el brazo o la pierna, especialmente en un lado del cuerpo. Se trata del síntoma más frecuente. Confusión súbita, problemas repentinos para hablar o entender. Problemas repentinos para ver con uno o los dos ojos. Dificultades para caminar, mareo, vértigo, pérdida del equilibrio o falta de coordinación. Dolor de cabeza súbito y de máxima intensidad. Si usted está junto a una persona que ha sufrido un ataque cerebral lo primero que debe hacer es acostarlo con un almohadón o varias almohadas, asegurándose de que evitar que se caiga. La persona debe permanecer sobre uno de sus costados para evitar que la saliva o un eventual vómito se dirijan a la vía respiratoria. Inmediatamente debe llamar al servicio de emergencias público o privado (de su obra social, prepaga o mutual), aclarando al operador que la persona ha sufrido un ataque cerebral, lo que constituye una emergencia neurológica y requiere el envío de una ambulancia con código rojo.
Mientras espera la llegada de la ambulancia no proporcione al paciente ningún tipo de medicación. Debe evitar el uso de aspirina o cualquier medicación habitualmente indicada para el descenso de la presión arterial (antihipertensivos). No debe bajarse la presión arterial ni siquiera cuando la víctima tenga valores inusualmente elevados. Esta es una tarea que solo compete al equipo médico y en el contexto hospitalario adecuado. Si la persona es diabética, debe controlar su glucosa en sangre mediante la tira reactiva. Solo en el caso de que la glucosa sea menor de 80 mg/dl deberá proporcionarle algún alimento o bebida con azúcar. Para ello la persona deberá estar perfectamente sentada, despierta y con el mentón lo más pegado al tórax posible.