Por monseñor Jorge Eduardo Lozano
¡Feliz día, Francisco! Rezamos por vos. Hoy es la fiesta de San Pedro y San Pablo, los dos apóstoles emblemáticos de los comienzos de la vida de la Iglesia y de todos los tiempos. Los dos predicaron hasta la muerte. Pablo se dedicó fundamentalmente a formar las primeras comunidades de la Iglesia entre los pueblos paganos. Pedro desarrolló su apostolado entre los judíos. Ambos son modelo de discípulos misioneros apasionados, buscando que Jesús fuera conocido, amado y seguido. Las comunidades que ellos formaron también son modelos a tener en cuenta. Les tocó vivir la fe en contextos de persecución, burla a la fe. Unas pertenecían a culturas paganas, otras eran miradas con admiración y cariño.
La certeza que ambos tenían es que Jesús no vino para unos pocos. Su entrega de amor abraza a toda la humanidad por eso le encomienda esta misión a los apóstoles y sus sucesores. A Pedro le dice después de la Pascua: «si me amas, apacienta mis ovejas». (Jn 21, 16) Y esta misión se prolonga a lo largo de los siglos. El Papa es el sucesor del apóstol Pedro. Francisco hoy tiene la misión de reunirnos a los discípulos misioneros y animarnos para dar testimonio del amor de Dios. «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.» (Mt. 16, 18) A este hombre frágil e impetuoso, Jesús lo llama Pedro (que significa piedra, roca) y cimiento de toda la Iglesia. Nosotros sabemos que el Papa es asistido especialmente por el Espíritu Santo para desplegar su misión. Nuestro querido Francisco es consciente de ello, y por eso siempre nos pide: «recen por mí». Es un ministerio, un servicio desde la fe. Hablemos también de Pablo.
Él fue un perseguidor de los primeros cristianos. El mismo Jesús, después de la Pascua, le salió al encuentro y su vida cambió totalmente. Tanto es así que predicó por todos los lugares que pudo. Experimentó grandes adversidades: desprecios, desconfianzas, agresiones, la cárcel varias veces. Pero su experiencia de encuentro con Cristo era tan fuerte que nada podía detenerlo. «Yo estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.» (Gal 2, 1920) Tuvo un amor apasionado por Cristo y por la Iglesia. A las comunidades cristianas las seguía acompañando e iluminando por medio de sus cartas.
Nos enseñó acerca del Espíritu Santo, la Iglesia, el Bautismo, la misión, el amor… Hoy también es un día especial para nuestra Diócesis de Gualeguaychú. El 29 de Junio de 1957 llegó monseñor Jorge Chalup para iniciar su ministerio como primer obispo. Demos gracias a Dios por quienes comenzaron la organización de la Diócesis, y renovemos nuestro fervor misionero. El Señor nos convoca a ser familia suya. Recemos por el Papa y la Iglesia en todo el mundo. Hoy estamos concluyendo la «Semana Social» en Mar del Plata. Pidamos por nuestra querida Patria, para que busquemos el bien común con justicia y solidaridad.