En el Cementerio Municipal fue denunciado un hecho que roza lo vandálico: delincuentes barretearon un nicho y robaron elementos. También realizaron exposición policial para visibilizar esta situación.
Una familia de nuestra ciudad fue víctima de un robo en el Cementerio Municipal. Los vecinos constataron que desconocidos habían “barreteado” una tapa de nicho provocando daños en este lugar de sagrado descanso de familiares. Además se robaron los floreros, hecho que no es la primera vez que ocurre.
Si bien ya le han robado anteriormente los floreros y una placa del lugar, en esta oportunidad decidieron realizar una exposición policial y denunciar lo ocurrido ante las autoridades del Cementerio, ya que la maniobra de los delincuentes en apariencia tuvo como intención abrir el nicho con alguna oscura motivación.
“Cuando realizamos la denuncia a las autoridades del Cementerio, nos dijo la directora que el predio es muy grande para la cantidad de personal con que se cuenta, y que pueden ocurrir este tipo de hechos, aunque nos dijo que ya no eran tan frecuentes. Sin embargo, personas que también trabajan allí nos dijeron que los robos siguen ocurriendo y que solamente se habían reducido porque el cementerio estaba cerrado, pero que siempre alguna denuncia aparece”, señalaron las víctimas de este ilícito en particular.
No es la primera vez que este tipo de delitos se comete en el Cementerio de Concepción del Uruguay, donde desconocidos se apoderan de placas o floreros, para venderlos como metales a diferentes reducidores.
El Cementerio Municipal es un predio de 8 hectáreas. A esa dimensión se le debe sumar arboledas, jardines, los 388 panteones y los más de 5 mil nichos ubicados en galerías y pasillos que vuelven a este lugar de difícil control en el interior.
A esto se le debe sumar que muchas veces los ladrones actúan en horas de la noche, aprovechando la soledad de la necrópolis y que pueden ingresar por los fondos, trepando las paredes, muros o rejas, dependiendo el límite en el que se encuentren. Pero además, otros pasan por la puerta del frente durante el horario de atención y se quedan ocultos hasta el cierre, para luego realizar las profanaciones.
También es cierto que muchas familias optan por no realizar denuncias, especialmente cuando los robos refieren a elementos menores, pero en algunos casos han faltado placas y hasta los nombres inscriptos en los panteones, que muchas veces están hechos de bronce, el metal más preciado para los reducidores. Pero está probado que en muchos casos se roban hasta los floreros, de escaso valor comercial.
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