La Junta Departamental de Salto, la ciudad vecina a Concordia, modificó un decreto de 1893 que impedía que las personas que murieran por una enfermedad infecto-contagiosa pudieran ser sepultadas en un nicho o fuera de la tierra. Este obstáculo normativo y el aumento explosivo de muertes por COVID-19 en el departamento litoraleño hicieron que colapsara el único cementerio de la ciudad habilitado para los entierros tradicionales.
Luego de que trascendiera un informe mostrando que el cementerio del barrio Artigas, de la ciudad de Salto, había colapsado por la cantidad de fallecidos por COVID-19 (113 durante el mes de mayo, 42 en la primera semana de junio, y nueve solo en el día de ayer), las autoridades departamentales tomaron cartas en el asunto.
Primero, adquirieron un predio lindero con la finalidad de ampliar la capacidad de ese cementerio para seguir cavando fosas para los entierros tradicionales. Y luego, la intendencia local envió a la Junta Departamental de Salto un proyecto de resolución que modifica el decreto de 1893, que todavía estaba vigente.
Debido al decreto, los enterramientos de personas que venían falleciendo por COVID en Salto se estaban haciendo en el cementerio del barrio Artigas, ubicado en las postrimerías de la ciudad, sobre el bypass de la Ruta 3 que une Salto con Bella Unión.
En una sesión extraordinaria, realizada en la noche del miércoles en el teatro Larrañaga para mantener el protocolo de distanciamiento social, la Junta Departamental de Salto votó afirmativamente esa modificación al decreto que ya cumplía 128 años.
“Era una deuda que estábamos teniendo con los familiares de las personas fallecidas por coronavirus, para poder permitirles sepultar a sus seres queridos en sus respectivos panteones u otros espacios que ellos consideraran más apropiados. Además, nos da más tiempo para solucionar el problema que allí se estaba presentando”, dijo el intendente de Salto Andrés Lima a El País de Montevideo.
Tras estos cambios normativos, los familiares de las personas fallecidas por causas relacionadas al virus en Salto podrán optar dónde sepultar a sus familiares.
Y además de descomprimir la situación en la necrópolis del barrio Artigas (que ya no estaba en condiciones de recibir más enterramientos), el cambio permitirá a los deudos seguir con sus tradiciones, rituales o dar sepultura en aquellos nichos que ya tenían reservados.