El volante de Independiente es la gran figura del campeonato. ¿Hay un nuevo Di María?
Alejandro Fabbri
Es la figura del campeonato. Ya no queda ninguna duda, después de su formidable tarea en Mendoza. Su actuación tuvo todos los condimentos de un jugador con una proyección enorme, habida cuenta de la enorme ausencia de mediocampistas zurdos con despliegue, capacidad para entender el juego y llegada al arco contrario.
Hoy parece no tener techo, porque se desempeña muy bien cuando lo hace por el sector izquierdo del campo y también ha encontrado un lugar muy cerca del medio, haciendo de doble volante junto a Bellocq, que necesita su colaboración para no quedar tan solitario en la cobertura defensiva.
Mancuello es el más grande del grupo de juveniles que está haciendo su experiencia en el torneo, como Zárate, Ojeda, Villalba, Diego Rodríguez, Bellocq, Breitembruch, Vidal, Pizzini y Pérez, pero también es quien se ha transformado en el único imprescindible de un Independiente que muestra mucho cuando ataca y desconcierta cuando comete gruesos errores defensivos.
Con 25 años, quizás ni él mismo imaginó un torneo que lo ha catapultado a ser seguido por varios clubes poderosos del extranjero. Es que no es nada frecuente observar a un mediocampista zurdo con tanta potencia ofensiva. Ha marcado ocho tantos, los mismos que Teo Gutiérrez y está por encima del resto de los delanteros del torneo. Con el agregado de una versatilidad que lo lleva a ser por momentos el encargado de liderar la recuperación de su equipo y además, dedicarse a la marca y el quite con las mismas buenas condiciones.
Como muchos colegas, tuvo que lidiar con un Independiente que anduvo a los tumbos en los últimos años. Encima, su juego no convencía y por esa razón se fue para Córdoba, donde Belgrano lo cobijó durante una temporada. Fue titular y levantó su rendimiento, aunque el regreso al Rojo de Avellaneda coincidió con el temido descenso a la Primera B Nacional. Hasta ahí, el hombre de Reconquista, Santa Fe, había convertido seis goles en 102 partidos oficiales. Ya en la durísima pelea por volver a Primera A, comenzó a crecer futbolísticamente y a silenciar a hinchas demasiado exigentes y poco tolerantes.
De todas maneras, el arco rival seguía casi cerrados. Dos tantos (uno a Aldosivi, otro en Mendoza) en 37 partidos jugados, puede ser perfectamente la marca habitual de un volante zurdo con escasa llegada. Sin embargo, todo cambió y para mejor en el Torneo de Transición. Ocho goles en diez fechas, siete convertidos en los últimos siete partidos, un casi gol olímpico que terminó con el cabezazo de Alexis Zárate sobre la línea para el empate ante Godoy Cruz, ya lo han puesto a la cabeza de la tabla de artilleros. ¿Hay un nuevo Di María?
La cuestión es que Mancuello brilla en un puesto que escasea muchísimo. Ya no están la Bruja Berti, el Kily González, el propio Sorín –mitad lateral mitad volante- ni siquiera otros que han pasado por esos lugares pero no han destacado. En el fútbol local, en esa posición, se puede hablar de Ariel Rojas en River, de Cabral en Vélez o de Aguirre en Arsenal. No hay mucho más. Ni Lanús, ni Boca, ni Racing, ni San Lorenzo, ni Estudiantes, ni Newell’s tienen un volante zurdo con estas características. Es más, casi no tienen jugadores con ese perfil.
Mientras tanto, Mancuello va creciendo y ganando puntos en la consideración popular. Hoy es el nene mimado de su gente, la misma que en otros tiempos se reía de sus condiciones y no daba crédito a ese flaquito que corría mucho por la banda izquierda. El chico se luce y todos están contentos. El principal beneficiado es su club y él mismo, por su enorme futuro. Y también lo es el fútbol argentino, porque tenemos un mediocampista izquierdo con gol, algo que ni abunda ni existe en nuestro deporte amado.