La comunidad de Gualeguaychú aún no sale de su asombro. Anoche, después de todo un día de incertidumbre, investigaciones y testimonios, Nahir Galarza confesó que fue ella quien disparó a sangre fría dos balazos en el pecho de su ex novio, Fernando Pastorizzo.
Luego fue trasladada a la sala de salud mental del Hospital Centenario por encontrarse en estado de shock. Pero antes, cerca del mediodía, la joven de 19 años escribió un escalofriante mensaje en su cuenta de Instagram. «5 años juntos, peleados, yendo y viniendo pero siempre con el mismo amor, te amo para siempre mi ángel», publicó en la history de su cuenta en la red social. La captura de la publicación no tardó mucho en viralizarse y causó el repudio de los amigos del joven asesinado, según publicó ElDía.
Nahir es hija del oficial de la Policía de Entre Ríos, Marcelo Galarza, titular de la pistola calibre 9mm con la que fue perpetrado el crimen. Los primeros informes periciales realizados en Paraná confirmaron que las vainas secuestradas pertenecen a un arma policial.
«Nahir le sustrajo el arma al padre y luego de los hechos la depositó en el lugar. El padre fue a trabajar con su arma. La responsabilidad de Marcelo Galarza es la misma que si alguien te roba un auto y mata a una persona. El jamás imaginó que sucedería lo que sucedió», confirmó a Radio Máxima, el abogado de la joven, Víctor Rebossio. Sobre su defendida, comentó que «es estudiante aventajada de Abogacía, aprobó todas las materias y sólo le faltaba una. Era una joven impecable que no tiene antecedentes, y no sé si tiene antecedentes psiquiátricos, pero no descarto alguna alteración mental por causa de hechos externos, ajenos».
La joven había terminado sus estudios secundarios en la Escuela Normal de Gualeguaychú, para luego comenzar la carrera de Abogacía en la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU) Regional Gualeguaychú. El homicidio se produjo alrededor de las 5,30 de la mañana del viernes en el barrio Tomás de Rocamora, donde Fernando Pastorizzo, de 20 años, recibió dos disparos cuando conducía su moto, el primero de ellos en la espalda. Nahir Galarza se presentó por la mañana como testigo, y en la noche del viernes llegó espontáneamente a Tribunales y se hizo cargo del crimen.
“Flor de pibe”
Compañeros y profesores de Fernando Gabriel Pastorizzo no pueden creer que alguien lo haya matado. Entre la incredulidad y la bronca, lo recordaron de la mejor manera.
Según las crónicas, el que murió fue Fernando Gabriel Pastorizzo, pero para los que lo conocieron simplemente era “Fer”, el hincha fanático de Boca, el que le gustaba chicanear a los hinchas de River, el que disfrutaba siempre.
Hasta no hace mucho, era un alumno más en la ESJA Nº 10 “Puerto Esperanza”, en calle Ayacucho y Goldaracena, en el mismo edificio donde también funciona la escuela Héroes de Malvinas. Sus compañeros, sus profesores y todos los que lo conocieron allí literalmente quedaron consternados con la noticia. Están incrédulos, piden que no sea cierto. Pero cuando la realidad irremediablemente confirma la peor noticia, la bronca y el dolor se hace general entre todos.
Lo describen como un “flor de pibe”, con toda la fuerza y connotación que agrupan esas tres palabras puestas en ese orden. Porque “Fer no era alguien que anduviera en cosas raras”, sino por el contrario: era inquieto, curioso, transparente y honesto.
Fernando formó parte de un curso al cual los profesores y autoridades escolares coinciden en describir como un buen grupo y si bien reconocieron que algunos eran complicados, ninguno de esa camada es mala persona.
Cuentan que una vez, en la previa de un examen, avisó con anticipación que no había podido estudiar. “No hay problema”, le contesto el profesor. “Todo es solucionable”, agregó inmediatamente. Ese día le explicó aparte los pasos básicos de los ejercicios y rindió bien. “Con sólo tirarle dos o tres indicaciones era capaz de resolver cualquier problema. Era un caballero, nunca una falta de respeto, jamás una palabra demás o fuera de lugar”, lo describió ese profesor que lo conoció.