La autopsia preliminar al cuerpo de Teresita Galli, la docente asesinada en Concordia durante un violento asalto, confirmó dos tipos de lesiones que causaron la muerte a la jubilada de calle San Luis. No hay detenidos por el crimen.
La autopsia preliminar al cuerpo de Teresita Galli, la docente asesinada en Concordia durante un violento asalto, confirmó dos tipos de lesiones que causaron la muerte a la jubilada de calle San Luis. Siempre de acuerdo a este informe preliminar que fue entregado al Ministerio Público Fiscal, el cadáver evidenciaba dos tipos de lesiones. Por un lado, el dato conocido de una serie de golpes con un objeto contundente en distintas partes del cráneo. A lo que ahora se agrega el hallazgo de una herida de presión lineal en el cuello, compatible con un ahorcamiento, para lo cual los delincuentes habrían usado una soga o cordón grueso. Asimismo, según otra fuente cercana a la investigación, no estaría fehacientemente certificado por dónde fue el ingreso de los criminales a la casa de calle San Luis 1023, ya que, si bien en un primer momento se aseveraba que el ingreso habría sido por la parte posterior de la vivienda, ahora aparecieron elementos que no hacen descartar que los maleantes hayan entrado por el frente del inmueble, con lo que las cámaras de seguridad de los alrededores podrían ser de mucha ayuda para identificar sospechosos. Por último, sigue sin establecerse si efectivamente falta algún elemento de valor dentro de la vivienda de la docente jubilada, por lo que, este martes se iba a ingresar nuevamente al lugar del crimen con familiares de la víctima.
Sobre el caso Pasadas las ocho de la mañana de ayer, una persona que se dedica a los trabajos de jardinería, concurrió a un domicilio ubicado en calle San Luis al numeral 1023 de la ciudad de Concordia. Como nadie lo atendió, el jardinero, llamó por teléfono a la hermana de la dueña de casa quien, de inmediato llegó al lugar y al entrar al domicilio se encontró con un cuadro estremecedor: su hermana, María Teresa Galli de 54 años, estaba tendida en el suelo sin vida y luego dijo haber visto a dos encapuchados que corrían para los fondos de la casa, escapando de la escena del crimen. Aparentemente y sin robar nada, los delincuentes se fugaron por el interior de la manzana y se estima que habrían andado por los techos de los vecinos. Si bien los peritos policiales tomaron rastros en el lugar del hecho, las autoridades no tienen ninguna novedad sobre la identidad de los autores del sangriento homicidio. La víctima era una reconocida y muy querida profesora de Biología ya jubilada, que había ejercido la docencia en la escuela Comercio N°1 y en el Instituto de Profesorado «Concordia». Al momento del asesinato, María Teresa se encontraba sola.