gracias a un andrea pirlo excepcional y un estilo mas arriesgado, la azzurra empezo el mundial con el pie derecho.
«Este no es el estilo de Italia”, repetirían hasta el cansancio los integrantes de aquella Azurra que llegó a Brasil atravesando el Atlántico en barco en 1950, luego de la tragedia aérea que había matado al Súper Torino que era la base de la selección. Y vaya si tendrían razón. Porque como viene ocurriendo desde la llegada de Cesare Prandelli el cattenaccio no existe más y el eje del juego italiano dejó de ser la defensa para girar en el eje de uno de los mejores jugadores del mundo, Andrea Pirlo. Y el emblema de este equipo nunca lo deja de a pie y siempre es el titiritero. Así fue en la victoria ante Inglaterra por 2-1 que mostró como el paso del tiempo cambió los estilos.
Los grandes también cambian. Si no jugaran con sus camisetas tradicionales, italianos con azul e ingleses de blanco, nadie se atrevería a arriesgar cuáles eran las selecciones que sufrían el calor agobiante del estadio Amazonia. Porque los estilos no son más aquellos de antaño que llevaron a ambos a ser mundialmente conocidos. Inglaterra dejó de llenar de centros al delantero centro, para apostar a la frescura de su trío de arriba compuesto por el irreverente Sterling, el talentoso Sturridge y el completo Welbeck -el más flojo de los tres-. El primero, jamaiquino de nacimiento, hizo lo que quiso cada vez que fue por los costados y el segundo mostró todos los fundamentos del delantero que conoce cada centímetro del área.
Por su parte, Italia cambió el pelotazo por el pase al compañero y, en ese panorama el principal ideologo es Andrea Pirlo. Un volante que es tan exquisito que pareciera que juega vestido con un traje de Dolce Gabbana comprado en La Scala de Milan. Un sólo dato pinta de cuerpo entero el nivel del capitán y emblema azurro: erró solo cinco pases, todos con peligro de gol, de los 108 que dio en los más de noventa minutos que duró el partido.
El laboratorio y el contragolpe. En un partido cerrado la pizarra del DT italiano abrió el cerrojó inglés. Corner, Pirlo deja pasar la pelota y habilita sin tocar la pelota a Marchisio, quien remató esquinado y venció a Hart. Lejos de amedrentarse los ingleses igualaron con un gol de contra.
Centro/asistencia de Rooney para que Sturridge la empuje solo abajo del arco, ante la mirada cercana de un Gabriel Paletta que no tuvo el mejor de los debut mundialista.
Super Mario. Balotelli había avisado en el final de la etapa inicial, cuando se la picó al arquero y le ahogaron el grito en la línea, y marcó la diferencia en la primera clara del complemento. Candreva desbordó a Baines, como en toda la tarde/noche, y el ‘9’ del Milan le ganó a los centrales para de cabeza desnivelar la historia. Después Prandelli sacó a Verrati y metió a Thiago Motta para parecerse un poco más a la vieja Italia. Esa Italia que bajó la batuta de Pirlo nunca gozará con el Catenaccio.