El reciente estreno de “Batman vs. Superman” y el éxito inesperado de la soez “Deadpool” dejan en claro que hay un modelo económico en Hollywood que resiste críticas y que no da un paso sin ganancias.
Se vienen películas de superhéroes hasta 2020. Hasta este instante, contando a la recién estrenada Batman vs. Superman: el origen de la justicia y con el bocasucia de Deadpool como la sorpresa de taquilla del año, existieron 139 filmes de superhéroes (el género tiene 75 años de vida). Hollywood ha devenido súper, sin dudas, pero ¿qué implica ello? Sobre todo considerando el sorpresivo éxito de Deadpool a nivel mundial (es la película no apta para menores de 18 años más taquillera de la historia) y que Batman vs. Superman ha dejado en claro desde sus pésimas críticas (29% en el sitio que promedia las críticas en Estados Unidos Rotten Tomatoes, y 44% en el similar Metacritics) y su éxito en taquilla (juntó 500 millones globalmente en sus primeros cinco días en salas) que las superpelículas implican una maquinaria aceitada y, hoy, invencible.
La combinación de ambos filmes, uno guarro y relajado, el otro pomposo y puntapié inicial de al menos once filmes (es decir, su desempeño podía reconfigurar planes publicados por Warner, dueña de Batman y Superman), más la perspectiva del estreno de Capitán América: guerra civil, donde el personaje del escudo pelea por cuestiones morales frente a Iron Man, deja en claro que Hollywood Súper tiene cuerda para rato. No por nada tres películas súper están en el ranking de las más taquilleras de Hollywood: ambas Vengadores e Iron Man 3.
El triunfo del insulto. Deadpool es un personaje soez. La adaptación de la propiedad de Fox al cine tomó al mundo por asalto: costó 58 millones, frente a los 100 millones como mínimo que cuestan habitualmente los filmes de superhéroes, y se convirtió en la película no apta para mayores de 18 más taquillera de la historia (récord de 742 millones a nivel global). Además, es el film con un personaje de los X-Men más taquillero de la historia. La lección de Deadpool fue animarse a un film para adultos, algo que ya se busca capitalizar: se dice que la próxima Wolverine, con Hugh Jackman, será calificada como R (la categoría de Deadpool).
La baticuestión. Los rumores decían que Warner tenía miedo con Batman vs. Superman, su gran apuesta y la de las compañías asociadas a la producción (¿creen que todo el dinero sale de una sola compañía?). El fracaso de BvS hubiera causado un efecto dominó que habría generado una reformulación del calendario súper. Una vergüenza pública.
Batman vs. Superman tiene un costo de 250 millones de dólares en su producción (exoneración en los impuestos ayudó a que fuera menos) y 200 millones en marketing global. 450 millones en total. El film anterior de Warner y DC súper fue El hombre de acero, el formateo de Superman. Esa película sirve como ejemplo: había generado 200 millones de merchandising y preventas (derechos posteriores en otros formatos domésticos: Blu-Ray, DVD, streaming). Si uno esperaba que algo similar sucediera con BvS, la película antes de estrenada ya había amortizado la mitad de su inversión.
Los números de El hombre de acero ayudan a entender, ya que también tuvo críticas negativas: el cálculo indica que en la edición doméstica del film se ganaron 300 millones (200 por Blu-Ray y DVD, 100 por alquileres y ventas online). A ese dato hay que sumar otro: Superman le genera a Warner Bros, la compañía dueña del personaje y su hogar, DC Comics, 277 millones de dólares por año y Batman genera otros 500 millones en productos diversos (compañías de juguetes que pagan derechos, empresas de videojuegos, marcas de ropa, aerolíneas que quieren sus filmes). La misma DC ha dicho que si puede reducir la participación en el mercado en 50% de su Némesis, Marvel, es decir, los filmes de superhéroes de los Vengadores y sus integrantes, esas ganancias subirán en 150 millones. Así lo declaró el CEO de Warner, Kevin Tsujihara. La clave de estos filmes es, entonces, licenciar sus productos. Haciendo un cálculo simple, los ingresos que los personajes generan per se, ayudados por los filmes y el marketing, implican ganancias por miles de millones.
Es difícil entonces creer que Batman vs. Superman tuviera ganancias inferiores a su predecesora, El hombre de acero. Plus: las fechas de estreno no son pensadas al azar. El estreno de BvS coincidió con Pascuas en todo el mundo, lo cual ayudó (en Argentina hizo del 24 al 30 de marzo 618.351 espectadores), y eso implica que la edición doméstica verá la luz en Navidad, época en que las ventas de ediciones domésticas y merchandising son más fuertes. Todavía no hablamos de la taquilla global, y ya tenemos un negocio de casi 600 millones de dólares de ganancia.
La pregunta es: ¿cuánto dinero necesita ganar un tanque que costó 450 millones para ser un éxito? Duplicar ese costo, para Warner, implica salir empatada. En ese sentido, es vital cómo reaccionan los mercados no norteamericanos al film (el cálculo suele ser 60% de mercado global, 40% de mercado local, y en ese 60% son vitales dos mercados: China y Japón).
El hombre de acero triplicó finalmente su primer fin de semana global: pasó de 198 a 669 millones de ganancia global. Y no estamos contando el valor de Batman como franquicia en el cine, algo que la trilogía de Christopher Nolan llevó a las nubes. ¿O por qué DC pondría al personaje y su nombre por delante, es decir, por qué sería Batman vs. Superman?
También la elección de Zack Snyder como director: más allá de las críticas, el realizador de 300 y Watchmen posee una taquilla en el consumo doméstico de casi 250 millones de dólares. Todo suma.
Si todo hubiera salido pésimo, realmente mal, aun así Warner sabía lo que estaba haciendo. Estos filmes no dependen únicamente de la taquilla. No está mal usar otro batifilm como ejemplo: Batman & Robin, el film que “asesinó” a Batman en el cine, hoy llegaría, si actualizamos el dólar, a los 500-600 millones.
No hay dudas: Hollywood y los súper son un matrimonio que por ahora sigue feliz y fértil. ¿Hasta cuándo?