El kit presentado por el presidente Alberto Fernández fue íntegramente elaborado por instituciones públicas y privadas nacionales.
Este método es similar a la prueba de reacción en cadena de la polimerasa, conocida como PCR por sus siglas en inglés (polymerase chain reaction) utilizada hasta la fecha pero su desarrollo es en base molecular, rápido, sensible, de bajo costo, y sencillo para su operación en un contexto como el actual, y cuyos resultados son informados el día posterior.
Con este avance se pueden obtener conclusiones en menos de dos horas e incluso conocer si una persona se encuentra infectada pero sin presentar síntomas (los casos asintomáticos).
«A diferencia de los test serológicos, que son anticuerpos, éstos son detección de genóma de virus», puntualizó el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Roberto Salvarezza, quien adelantó que se proyecta que en un mes podría haber un stock de aproximadamente 150 mil determinaciones disponibles aunque el fin de semana estarían listos 10 mil.
Este kit, cuya presentación es en una caja con las indicaciones necesarias, contiene «tubos y los reactivos», comentó Salvarezza, y explicó que se colocan los reactivos en los tubos y, en caso de detectar los virus, el color cambiará a azul.
De acuerdo a precisiones del Ministerio de Salud de la Nación, el NEOKIT-COVID-19 permite testear muestras de ARN sin la necesidad de un equipamiento complejo (como un freezer) especial debido a que puede mantenerse a temperaturas de entre 4 y 8 grados.
El kit fue desarrollado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, el Conicet, la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación y por científicos y científicas del Instituto de Ciencia y Tecnología Dr. César Milstein (Conicet – Fundación Pablo Cassará).
Contó con fondos del Gobierno nacional y estuvo a cargo de un equipo de investigación del ICT Milstein – CONICET, liderado por Adrián Vojnov e integrado por Carolina Carrillo, Luciana Larocca y Fabiana Stolowicz, y Santiago Werbajh, de la Fundación Cassará.