Comenzó el juicio más trascendental de esta última mitad de año. Después del caso de Gustavo Rivas, el otro hecho que despertó el interés de la opinión pública fue lo sucedido con el hombre de 33 años que en la madrugada del 8 de junio murió en las escalinatas de su casa, en el barrio 338, ante la mirada de su madre y padre.
En el banquillo de los acusados estaba Genaro Gutiérrez, que fue detenido ese mismo día, durante un allanamiento realizado al mediodía en su casa del barrio 348. A su lado estaba el abogado Pablo Di Lollo, un experimentado penalista que tiene muy clara su estrategia para evitarle una condena a su cliente.
Los alegatos de clausura se cumplieron tal como estaban previstos que ocurriera. Los acusadores formalizaron la acusación por Homicidio simple doloso y brindaron una breve descripción –sobre todo la querella – de las circunstancias que rodearon a la agresión que terminó con la vida de Lucas. Di Lollo habló que Gutiérrez sufre de alteraciones de carácter cognitivo y que del día en particular no recuerda absolutamente nada. Incluso le pidió a los jueces que actuaran de forma independiente y que no se dejaran llevar por lo publicado por la prensa escrita, particularmente.
Fue después de su alegato que Genaro Gutiérrez le confirmó al Tribunal que iba a declarar. El muchacho de 20 años aclaró que no iba a responder preguntas y en una breve frase manifestó no haber conocido nunca a la víctima y que de ese día no se acordaba de nada porque se había drogado todo el dia.