Desde el 2 de febrero, el octavo episodio de ola de calor se instaló en el país, y si bien comenzó a registrarse en primer lugar en el sur argentino, la mayor intensidad, extensión y duración se dio en la franja central. En ese marco, la filial María Grande de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos, planteó la necesidad de implementar clases virtuales ante la ola de calor.
Un total de 27 ciudades del país rompieron récords de temperaturas extremas durante febrero, entre ellas Paraná, con 39,9 grados centígrados. Marzo comenzó igual y el pronóstico de momento no da ningún respiro.
La petición fue girada a la secretaria general de la seccional Paraná de Agmer, Cristina Miño, desde María Grande, y lleva las firmas de toda la conducción de la filial del gremio.
La virtualidad se impuso en el ciclo lectivo 2020 a raíz de la pandemia de coronavirus, y dividió las aguas respecto al impacto que tuvo en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Al año siguiente, 2021, las escuelas abrieron con el sistema de bimodalidad: clases virtuales y presenciales, que se mantuvo hasta el 30 de agosto de ese año, cuando se instrumentó la presencialidad plena.
La propuesta consiste en “desarrollar una semana de clases virtuales con nuestros alumnos debido a la nueva ola de calor que está anunciada y que nos agobia a todos en las escuelas, generando riesgos a la salud de la comunidad educativa y haciendo muy difícil -casi imposible- el trabajo pedagógico. Ventiladores que no andan, o si andan no dan abasto y no ayudan mucho y falta de agua en algunas escuelas son algunos de los dramas que nos afectan en estos días”.
“Proponemos a nuestros compañeros del gremio buscar un acuerdo con el Consejo General de Educación para poder trabajar una semana virtual, desde este martes hasta el viernes. El lunes debería ser el momento de encuentro, definiciones y comunicación de la medida para organizarla a partir del día siguiente. Sabemos que el desarrollo y las oportunidades tecnológicas son desiguales, pero sabemos también que, sin pandemia, nuestros alumnos pueden dedicarse a las actividades en forma individual o grupal, buscando distintas formas y tiempos de acceso al trabajo educativo. Por otro lado, la virtualidad no sería continua, ya que la semana siguiente retornaríamos a las aulas y retomaríamos las actividades para profundizar en forma presencial”, plantean.
Y apunta que de no haber acuerdo con las autoridades educativas “proponemos como Plan B que nuestro gremio avance con asambleas turno completo o alguna otra medida sindical o legal para que nuestros compañeros docentes puedan organizar las actividades virtuales desde su casa sin necesidad de concurrir en estas condiciones inhumanas a las escuelas. También puede pensarse alternativamente que empoderemos a nuestros compañeros delegados en las escuelas para poder resolver esta acción junto a la conducción de cada institución escolar. En cualquiera de los casos, debe quedar claro que los comedores funcionarán con normalidad”.
Un llamado de atención
“Entendemos –dicen desde María Grande- que una iniciativa de este tipo debe ser un llamado de atención para las autoridades políticas y educativas. Debe generarse mejores condiciones de trabajo en cada escuela, tanto frente al intenso calor como frente al frío cuando llegue. Hemos naturalizado y está mal que así sea, que haya por ejemplo legisladores nacionales que tienen récord de inasistencia a su tarea política y cuentan con varios aires acondicionados en sus despachos. A ninguna escuela pública y a ningún lugar de servicio y trabajo público debería faltarle lo que necesita. Hace falta más presupuesto e inversiones en ambiente adecuado en cada aula y en cada lugar de trabajo”.