“Las condiciones de El Niño están presentes y se espera que se fortalezcan gradualmente en el invierno del Hemisferio Norte y el verano del Hemisferio Sur”, indicó la NOAA. Influye de manera determinante en los regímenes de precipitaciones.
Finalmente, tal como habían pronosticado adecuadamente los principales centros climatológicos del mundo, la fase ENSO “El Niño” ya se encuentra instalada.
“Las condiciones de ‘El Niño’ están presentes y se espera que se fortalezcan gradualmente en el invierno del Hemisferio Norte de 2023/24 (el verano del Hemisferio Sur)”, indicó este jueves el Centro de Predicción Climática de la Agencia Meteorológica de EE.UU. (NOAA).
El fenómeno Niño-Oscilación del Sur (ENSO por sus siglas en inglés), que comprende la variación de parámetros meteorológicos del Océano Pacífico ecuatorial, influye de manera determinante en los regímenes de precipitaciones de diferentes regiones del mundo.
La fase “El Niño” suele promover precipitaciones superiores a las normales en Argentina, Uruguay y el sur de Brasil, fenómeno que coincidiría con el período de crecimiento de los cultivos invernales y de siembra de los cultivos estivales de granos gruesos.
El dato es que las proyecciones siguen mostrando una progresiva intensificación del fenómeno, lo que sugiere que, así como la sequía fue la preocupación en 2022/23, los excesos hídricos y las inundaciones podrían ser la pauta en 2023/24 en el Cono Sur.
Los excesos hídricos, vale recordar, pueden resultar perjudiciales para los cultivos de trigo y cebada si se presentan poco antes del período de cosecha de los mismos, especialmente en lo que respecta a la calidad de los granos por la difusión de enfermedades (como el fusarium).
En lo que respecta a la siembra de granos gruesos, si bien, en términos promedio, los excesos siempre son más favorables que los déficits, el fenómeno suele traer complicaciones en aquellas regiones con mayor propensión a los anegamientos e inundaciones.