El cantante vasco confiesa que, para crecer como artista, precisa conquistar al público anglosajón. Su relación con nuestro país.
Argentina es uno de los países por los que más cariño siento. La nuestra ya se puede considerar una relación estable”, dice con una sonrisa en los labios Alex Ubago. La popularidad de este artista español crece por esta parte del mundo, como lo certifica la ambiciosa gira que empezó el 21 de noviembre en Santa Fe, ya pasó por Córdoba y seguirá con shows en Buenos Aires (5 de diciembre en el Gran Rex), Neuquén, La Pampa, Mendoza, Bahía Blanca y Mar del Plata. “Vengo a este país desde los inicios de mi carrera, hace ya diez años –cuenta el cantante vasco–. Son muchos los vínculos que tengo con Argentina… Grabé aquí mi cuarto disco, Calle ilusión, el que tiene una versión de Mil horas de Los Abuelos de la Nada”.
Aunque nació y vivió la mayor parte de su vida en San Sebastián, Ubago está instalado ahora con su mujer y su pequeño hijo Pablo en Miami “para estar más cómodo en todo el tiempo que dure esta gira americana”, explica. El tour de este año incluye, además de los países donde este músico pisa fuerte hace rato –México, Colombia Chile, Perú–, algunas fechas en los Estados Unidos. “Por ahora no he logrado el ansiado crossover, trabajo dirigido casi exclusivamente al público latino, pero creo que, con paciencia, voy a sumar anglosajones”.
Para empezar esa tarea de hormiga, Ubago confía en las canciones de Mentiras sinceras, su último disco, cuyo título “es el nombre de uno de los temas y juega deliberadamente con la contradicción. La letra de esa canción dice ‘Hay corduras que me vuelven loco, y noches negras de esperanza / Hay riquezas que nos hacen pobres, y perdones que tan solo acusan / Grandes libertades que censura esconden, y disfraces que te desnudan’. Desde que la escribí pienso que es muy sugerente. No sé si esta idea de la contradicción tiene que ver con todo el contenido del disco, que tiene más bien un espíritu sincero que aflora de historias, personas y situaciones muy reales”. Y es justamente este último argumento el que el español usa para explicar su éxito popular (lleva vendidos en toda su carrera tres millones de discos): “Está claro que no he inventado nada nuevo –admite–. No me considero ni siquiera un gran cantante. Pero he conseguido conectar con mucha gente gracias a las sencillas historias que se esconden detrás de mis canciones. Muchos se sienten identificados con esas historias, es así de simple”.
En Mentiras sinceras, revela, “hay algunas canciones de desamor, pero no están inspiradas en mi vida personal. La mayoría de los temas que compongo tienen que ver con mis propias vivencias, pero no es siempre así. Hoy no vivo ningún desamor, pueden ser historias de amigos o inventadas… Detrás de un cristal, por ejemplo, está inspirada en la historia de un amigo. No es un disco muy ‘cortavenas’, sino más inspirado en el amor. Aunque el rollo nostálgico forma parte de mi estilo, lo sé, éste es un disco con más celebración que pérdida”.
Los referentes musicales de Ubago son bastante evidentes –“Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Ismael Serrano…”, como él mismo enumera–, pero asegura que también es muy fan de Andrés Calamaro. “Andrés es más rockero que yo, claro. Pero tanto él como Jorge Drexler me gustan mucho. En definitiva, me gustan los que escriben buenas canciones. Y todos estos que nombré lo hacen, sin dudas”.
Un padre feliz
Durante la grabación de Mentiras sinceras se produjo el nacimiento de Pablo, el primer hijo de Alex Ubago, fruto de su relación con María Alcorta, con quien se casó en San Sebastián en septiembre de 2011. Fue el 7 de julio del año pasado, y Ubago anunció este suceso de su vida privada con bombos y platillos en Twitter y Facebook, como suelen ser norma para muchas figuras del espectáculo. “Les presto bastante atención a las redes sociales –señala–. Me costó entrar en ese mundo, pero hoy en día es una herramienta básica no sólo como medio de promoción, sino para tener un feedback directo de tus fans. Y ellos pueden conocer detalles de la vida de los artistas de los que no se enteran viéndolos en un escenario. Creo que la gente valora eso. A mí me ha servido para acercarme más a mis seguidores. Escribo casi a diario en Facebook y Twitter”.