A los 73 años el ex Beatle ya no está para sexo, drogas y rock and roll. Luego de dar su show en el Conrad con famosos, mañana canta en el Opera.
Frente a la reciente muerte del enorme Lou Reed, otra vez, aparece esa onda expansiva que mezcla y esparce nostalgia, contagio y la idea, tremenda, que quizás un día vivamos en un mundo sin Stones o sin Beatles. Por eso, la próxima tetravisita de Ringo Starr (1940), uno de los Beatles con vida (y el que posee más visitas a nuestro país), es un centro gravitatorio de a) nostalgia b) fascinación (¡un fucking Beatle!) y c) encanto (dicho: es un Beatle, el que mejor actuaba de ellos). Serán el próximo 4 de noviembre en el Teatro Ópera (versión íntima), el 6 de noviembre en el Superdomo de Córdoba y dos Luna Park (8 y 9 de noviembre).
Por lo pronto, Ringo se haya en el Conrad Uruguayo, en Punta del Este, ocupando con su comitiva de 19 personas, las que viajan en su avión privado, los pisos 16 y 17 del hotel cinco estrellas donde dio un show con una lista de famosos VIP que incluía al fanático Charly García. El show en el Conrad, los shows argentinos son parte de la gira basada en Ringo at the Ryman, el DVD grabado el mismo día del cumpleaños de Ringo (7 de julio) y editado en enero de 2013. Después pasar por Nueva Zelanda, Australia y Japón, Ringo y su All Star Band (compuesta por miembros de bandas como Toto, Mr. Mister, Utopia y Santana), la pandilla que una crítica del debut en San Pablo el pasado 29 de octubre definió como “Ringo llevando a cabo su hobby favorito con amigos” agrego una veta sudamericana, compuesta por 12 fechas.
El show de Ringo y sus amigotes, en su vertiente sudamericana (que arrancó en San Pablo), presenta, obvio, a Ringo con sus eternas gafas negras, tocando la batería en un instante (segunda batería, ouch), haciendo sus danzas muppetianas, usando una cruz de nerón y, entre hits de las bandas de los integrantes de la All Star Band, cantando hits propios como Photograph , Anthem y It Don’t Come Easy. Y, mega obvio, su repertorio de canciones Beatles, escritas por él, Yellow Submarine, I Wanna Be Your Man y With a Little Help From My Friends. Y, mega súper obvio, termina el show con un llamado “a la paz y al amor”.
En un 2013 hiperactivo, Ringo fue homenajeado con una muestra en el museo del Grammy (Ringo: Peace & Love), donde editó en junio su primer eBook (de Genesis, editorial que comparte con Steven Spielberg y David Bowie) y donde se asocio a ¡¿David Lynch!? (de hecho, la fecha de México y de Perú tiene un pack de lujo donde se entrega un documental de Lynch y un libro).
La nueva visita de Ringo, implica, obviamente, una nueva lista de catering ,ese nimio pero siempre potente dato que implica, al menos para Ringo, un cuarto para su banda, uno propio, toallas negras, una exprimidora propia y un horno portátil propio. “Todas las frutas y vegetables deben ser orgánicos” marca en negrita la lista, y pide: limones, manzanas verdes, bananas, ananá, zanahorias, remolachas, brócoli, espárragos, sandías sin semillas, pomelo rosado, jengibre y (en negrita) cuatro papas para hornear. Y una botella de soja. Por supuesto, el servicio (que debe ser para cuatros personas) en el camarín debe incluir tazas de té, bandejas, cristalería, cubiertos de plata y servilletas de lino. Yogurts bajos en grasa, galletas de avena con pasas, te herbal, una pava, seis aguas Icelandic (63 dólares el litro) y más frutas. Así de sano, de fresco y de orgánico serán los días en Argentina de Ringo Starr, el beatle.