El informe sobre las llamadas telefónicas será fundamental. Podrían conducir a personas que habrían participado del ocultamiento del cuerpo. El imputado sacó fotos con el celular de la víctima antes de ir a conocer a su hija recién nacida.
Son muchos los puntos que aún restan analizar dentro del esquema de pistas a seguir por los detectives de la División Homicidios en relación al brutal asesinato de Priscila Ailén Hartman. Además de la asfixia por estrangulamiento, se pudo constatar en el cuerpo de la víctima un profundo puntazo en el cuello. El cadáver, habría sido trasladado desde una primera escena donde se cometió el crimen a otra donde fue hallado el cuerpo, con la intención de ocultar la evidencia. Al menos esto es lo que piensan los investigadores judiciales: el asesinato se produjo en un lugar aún no determinado, la chica antes de llegar al óbito habría recibido innumerables golpes, y el cuerpo fue llevado hasta la zona descampada donde fue hallado a última hora del domingo pasado.
En el minucioso examen tanatológico que se realizó en la Morgue Judicial de Oro Verde se halló también, dentro de la cavidad bucal de la joven asesinada, un guante. No era cualquier guante, era del tipo que se utiliza en trabajos rústicos, que se venden en las ferreterías, y sirven para manipular herramientas livianas o maquinarias. Se han encomendado también pericias anatomopatológicas y de toxicología que demandarán un compás de espera. Entre ellas también se encuentran pericias de ADN y los análisis clínicos del cuerpo de Bressan, tras haberse constatado rasguños en ambos lados de su cuello y otras lesiones que fueron detalladas en informes elevados a los fiscales. . Otro de los informes solicitados y de lo cual hasta ahora se ha guardado celosa reserva tiene relación con la averiguación de cruces de llamadas telefónicas que pudieron existir entre víctima y victimario.
De estas se desprenderían también las posibilidades de hallar otros contactos que puedan o no conducir a más personas que podrían haber participado, al menos, del ocultamiento del cuerpo. Fuentes cercanas a la investigación confiaron que hasta pocas horas antes de que Facundo Bressan fuera detenido, el teléfono celular de Priscila que al igual que su casco fue entregado a la Policía por la madre del encartado estuvo en uso activo. Resulta que el mismo imputado lo llevaba a todos lados e incluso llegó a sacarse fotografías con la cámara del teléfono de la infortunada joven, al momento de ir a la clínica donde el viernes pasado asistió a conocer a su hija recién nacida, informó El Diario. La publicación de Bressan en su perfil de la red social Facebook, en la actualización de la foto de portada posteada el 26 de octubre, donde expresó que aguardaba con ansiedad la llegada a este mundo de su hija, de nombre de Ailín, sonó como algo macabro para muchos, sabiendo que pocas horas antes del nacimiento de su primera hija la joven que era buscada y acababa de ser asesinada llevaba como segundo nombre Ailén.