El nuevo coronavirus continuó su avance desenfrenado en Brasil, donde el 82% de los municipios fueron impactados por la pandemia, mientras los estados y territorios avanzan en la flexibilización de las restricciones, pese a que el país ya es el segundo con más infectados y muertos por el brote a nivel mundial, tras alcanzar hoy los 42.720 decesos (892 nuevos) y superar al Reino Unido.
El país de 210 millones de habitantes registró un total de 850.514 contagios, según el último reporte del Ministerio de Salud, aunque la comunidad científica estima una cifra mucho mayor debido al enorme retraso en el informe de datos.
Pese a estas cifras alarmantes, Brasil continúa sin tener una política coordinada -federal, regional y municipal- en su lucha contra la pandemia, ante la negativa del presidente Jair Bolsonaro, quien desde un principio relativizó la gravedad de la enfermedad, a la que calificó de «gripecita».
En un pulso con los gobernadores, Bolsonaro rechazó las cuarentenas para priorizar la economía -que igual se desplomó- y desestimó las medidas de distanciamiento social que recomendaba su propio gobierno, lo que forzó la salida de dos ministros de Salud en un mes.
Esta actitud hizo que su gestión de la pandemia fuese mundialmente criticada, y a ella se atribuye en gran parte que el 82% de los municipios de los 5.570 del país hayan sido afectados por la Covid-19.
Si bien aún no se llegó el pico de la enfermedad, muchos estados y municipios comenzaron una desescalada por fases, cada uno con su propia receta.
El estado de San Pablo, motor económico del país y epicentro nacional del brote con 10.581 muertes y 172.875 casos, inició el 1 de este mes la reapertura ante fuertes presiones del empresariado para volver a la normalidad.
No obstante, el gobernador Joao Doria anunció esta semana una prórroga hasta fines de junio de la cuarentena vigente desde el 24 de marzo, pero sin abandonar el cronograma de flexibilización.
En medio de la confusión y con los comercios de calle y centros comerciales abiertos con restricciones en la capital paulista, las aglomeraciones se han multiplicado.
En estos primeros días de reapertura, la tasa de ocupación de camas de terapia intensiva en el estado roza el 70%, aunque especialistas sanitarios prevén un repunte.
En tanto, en Río de Janeiro, el segundo estado más golpeado con 7.592 decesos y 78.836 contagios, se vive una situación similar.
Bastantes bañeros se concentraban en la tarde de ayer en las playas de la capital homónima, pese a que el gobierno municipal no permite aún permanecer en la franja de arena.
Para el médico infectólogo y profesor de la Universidad Federal de Minas Gerais Dirceu Greco, la situación es «extremadamente preocupante» y la reapertura es «precoz», reportó la agencia de noticias EFE.
De hecho, en Minas Gerais algunas ciudades de la zona metropolitana de la capital estatal, Belo Horizonte, tuvieron que suspender la reapertura por un repunte de casos.
Algo similar sucedió en Porto Alegre, capital del estado de Rio Grande do Sul, que se vio forzada a dar marcha atrás en su plan de flexibilización ante el rápido incremento de las hospitalizaciones en terapia intensiva.
En el otro extremo, Cuiabá, capital del estado occidental de Mato Grosso, uno de los menos tocados por la pandemia, decretó el toque de queda por dos semanas, tras registrar un incremento de los muertos.
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) expresó su preocupación por la situación en Brasil, también destacó que el sistema público sanitario del país está lidiando, por el momento, con la emergencia.