Existen diversos tipos de inteligencia atribuida al ser humano. Por ejemplo, la inteligencia lingüística, la lógico-matemática o la emocional Pero cuando hablamos de la especie animal esta funciona de otro modo.
El estudio de la inteligencia en seres no humanos tiene una larga historia. Desde que Darwin publicara “El Orígen de las Especies”, los científicos han intentado comprender cómo funciona el pensamiento de los animales y sus similitudes o diferencias con el ser humano.
Tal cognición podemos definirla como el conjunto de habilidades y capacidades que permiten a estos seres a vivir y adaptarse a sus nichos ecológicos. ¿Qué quiere decir ésto? Ellos tienen la capacidad de adaptarse a su entorno y modificarlo a través del aprendizaje y su comportamiento. Además, muchos tienen la maestría de relacionarse socialmente. Todo ésto desde la propia capacidad para procesar la información. Dependiendo de ésta podremos decir que un animal es más o menos inteligente y su condición de resolver situaciones nuevas.
Los científicos suelen basarse en conceptos como la autoconsciencia para definir sobre la habilidad para aprender de otros individuos, las relaciones sociales más o menos complejas, el uso de herramientas para facilitar su supervivencia o su capacidad para comunicarse y organizarse como algunos puntos que pueden determinar cómo de inteligente es una especie.
Entre los seres más inteligentes podemos encontrar al pulpo, al delfín, el cual se destaca por ser extremadamente sociales pues tienen la capacidad de adaptación asombrosa. El chimpancé es otro de los destacados puesto que tiene la aptitud para utilizar herramientas y su gran memoria, los convierten en la especie animal (no humana) más inteligente del planeta. El loro pues tiene la aptitud de diferenciar y reconocer diferentes rostros humanos, y pese a que su habilidad de habla se relaciona con la imitación, en realidad tiene más que ver con su gran memoria. El elefante posee el cerebro más grande que todo ser vivo. Tiene una capacidad de socialización asombrosa, y pueden expresar una gran variedad de emociones, como el dolor, la felicidad, la compasión, el luto o el altruismo, además de tener conciencia de sí mismos. A esto se suma una memoria superior incluso a la humana.
Los resultados de estudios sobre la etología demuestran que los caballos son capaces de comprender las consecuencias de sus elecciones. Muchos profesionales y aficionados a los caballos saben perfectamente desde hace años que estos animales son, entre muchas otras cosas, inteligentes y sociables pero ahora un estudio científico parece demostrar que, además, saben interpretar las emociones de las personas que tienen ante sus ojos.
Cuando se sienten amenazados o sorprendidos levantan las cejas -como hacemos muchos humanos-. Algunos estudios sobre esta especie indicaban que se han observado hasta 17 emociones diferentes en la posición de los ojos y las cejas equinas.
Con respecto a nuestros fieles amigos, experimentos demuestran que los perros asimilan vocabulario de una manera semejante a los niños: mediante la inferencia y la exclusión. Algunos canes incluso son capaces de relacionar las etiquetas abstractas con objetos concretos. Son hábiles en copiarnos e imitarnos, algo que muy pocos animales consiguen y que es fundamental en el aprendizaje social. Su memoria es más parecida a la nuestra de lo que se pensaba. De hecho, también ellos poseen la modalidad llamada declarativa o episódica, la cual es la capacidad de recuperar conscientemente recuerdos asociados a hechos o conocimientos.
En fin, podemos seguir enumerando más de una condición cognitiva respecto a otras especies pero estos ejemplos son suficientes a la hora de pensar dos veces cuando proferimos ese insulto casi eufemístico y decimos….”¡Que animal sos!” ¿Nuestro auto escarmiento, volvamos a leer este articulo una vez más. –