Hace dos años, el nombre de Axel Ocampo sacudió a toda la comunidad, cuando tan solo con 10 años, pese a su condición de vida tan humilde, llena de necesidades y prácticamente sin futuro, encontró una billetera con 400 pesos y documentación de quien la había extraviado y la devolvió.
Tras este acto de generosidad y honestidad, inculcado por su madre, el niño fue felicitado y recibió reconocimientos por su accionar, por lo que además fue destacado como ejemplo para sus compañeros del turno mañana de la Escuela N° 92 Congreso de Tucumán. Hubo actos, algunos regalos y muchas promesas, pero lamentablemente, fueron eso, muchas promesas.
Peor que antes
Pasaron más de dos años y como sucede comúnmente, el tiempo lleva al olvido y como el viento a las hojas, se llevan las promesas. Hoy Axel y su mamá, Mabel Ocampo, están en peores condiciones que en el 2012, solo con una heladera vacía que le regalaron en esa oportunidad y un par de camas, pero con una casa derruida, sin ropa, sin calzados y sin alimentación. ¿Dónde quedaron esas promesas? ¿Qué ejemplo somos como sociedad para ese chico que pudo tener algo de dinero, pero que no dudó en devolverlo a su legítimo dueño? ¿Qué futuro le espera? Son muchas la preguntas que se pueden hacer, pero difíciles las respuestas.
Con los protagonistas
03442 se enteró de la difícil situación por la que están pasado y estuvo en su «casa» con Axel y Mabel, quienes con su humildad de siempre contaron como están viviendo. Madre e hijo, pasaron solos la Navidad, sin tener casi comer y solo con lo que les llegó por la caridad de sus vecinos, lo que casi a diario sucede, ya que no tienen dinero para comprar sus alimentos. «Acá estamos. Pasó el tiempo y se olvidaron. Nos dieron una heladera y camas, pero la casa se cae de a pedazos. Yo no pretendo lujos y no los necesitamos, solo queremos una casita digna para poder vivir. Axel sigue estudiando y va a la Escuela N° 15 Lepratti, pero no tiene ni zapatillas. Solo recibimos unos pesos por la asignación por hijo que apenas nos alcanza para pagar la luz y el alquiler.
Hay días que no tenemos que comer y nos duele. Igual yo le digo a Axel que tiene que ser un buen chico y no tiene que cambiar», señaló Mabel visiblemente afectada por la situación. Axel, pese a todo, siguió estudiando y hoy está en el primer año de la secundaria, algo que muchos chicos en su condición dejan de lado para ir a pedir o lamentablemente delinquir. Pese a esta situación extrema, el niño hoy con 12 años de edad cree en la gente y espera que algún día llegue esa mano que lo saque adelante. «Mamá cobra unos 225 pesos que le traen y con eso se las arregla. Ahora sigo estudiando en la Lepratti, donde no funciona el comedor. Mamá no me puede comprar las cosas de la escuela y voy con lo que puedo», dijo Axel.