Empieza una nueva edición del FIBA, el gran festival que organiza el Ministerio de Cultura del gobierno porteño, que este año se presenta renovado y ampliado, tanto en la cantidad de espectáculos como en la propuesta de nuevas secciones. Una vez más la programación nacional explica la fantástica repercusión del teatro alternativo/independiente port
Empieza una nueva edición del FIBA, el gran festival que organiza el Ministerio de Cultura del gobierno porteño, que este año se presenta renovado y ampliado, tanto en la cantidad de espectáculos como en la propuesta de nuevas secciones. Una vez más la programación nacional explica la fantástica repercusión del teatro alternativo/independiente porteño en el mundo. En lo que respecta a la selección de obras internacionales, hay una importante participación de artistas que presentan propuestas de altísimo nivel creativo y de producción que, estoy seguro, enriquecerán tanto al público como a los hacedores de la actividad local.
El FIBA tiene una serie de workshops y encuentros con creadores, cantidad de proyecciones de películas con anclaje en las artes escénicas (hay funciones gratis en el Cultural San Martín), algunas de ellas presentadas por el Bafici y otras estrenos absolutos: filmes de creadores como Peter Brook, Mnouchkine, Marina Abramovic, Castellucci, Matías Piñeiro, Santiago Mitre, Juan Onofri, entre otros. Hay una sección dedicada a la literatura dramática que tendrá como ejes el Festival EÑE (prestigioso evento español que, a través de charlas, talleres, mesas redondas, puestas y semimontados –todo con entrada gratuita– acercará al público a referentes de Argentina, España, Uruguay y México) y presentación de libros editados por el festival.
Por otra parte, en esta edición estamos profundizando el perfil exportador del teatro porteño. Para ello invitamos a cincuenta programadores de todo el mundo que vienen a ver la selección de espectáculos que integran la programación nacional.
Personalmente, considero que un festival no debe ser sólo una sucesión de obras sino que además debe abrir y poner énfasis en la reflexión, en la pedagogía y en los ámbitos de debate. Los espectáculos programados buscan generar pensamiento crítico en sus espectadores. La política, la filosofía, la historia, la muerte, la decadencia física, la guerra, la soledad son algunos de los temas que aparecen en las obras de artistas del nivel de Ostermeier, Fabre, Castellucci, Lieber, Lenton o los mexicanos de Lagartijas Tiradas al Sol. Respeto del espectador de Buenos Aires, por eso este festival no presenta propuestas concesivas para el público. Creo que vivimos en un momento del mundo de una banalidad y una vulgaridad intelectual sin precedentes. En países como el nuestro, de tradición y estructura populista, estos efectos nefastos se multiplican. Valga como ejemplo la decadencia de algunas expresiones televisivas que pueblan la pantalla de personajes que compensan su ignorancia con impunidad y grosería, perpetrando sus temas y discursos durante horas y –para peor– multiplicando hasta el infinito las mismas imbecilidades a través de las redes sociales; quedando todo esto al alcance de adultos y niños a toda hora. La confusión entre los verdaderos artistas y creadores con la farándula y el “famoseo” es moneda corriente. Esto forma parte de tantas cosas que contribuyen a esa decadencia que mencionaba.
*Director artístico del Festival Internacional de Buenos Aires.