El progreso físico, táctico y emocional de la Selección. Un mensaje para afrontar la semifinal. Por Claudio Marangoni.
Claudio Marangoni
La Selección hizo valer su oficio y experiencia, ante un combinado belga a la que sin dudas le pesó la responsabilidad, y que nunca comprometió el triunfo argentino.
Repasemos el partido. Por primera vez la Selección dijo presente y se mostró como un equipo que tiene pretensiones de llevarse la Copa del Mundo en esta edición 2014.
Comentamos en los partidos anteriores acerca de la ventaja que estaba dando el equipo en la parte física; hoy podemos afirmar que se mejoró muchísimo en este aspecto, con un despliegue y recorrido que por momentos no le dejó espacio donde moverse al rival. Nunca le permitió agrandarse, por el contrario, lo fue achicando. Esto se notó tanto en la parte defensiva, achicando espacios , como en la ofensiva donde la pelota circuló con orden y velocidad.
En este sentido le damos la bienvenida a Higuain, el mejor jugador del partido. No solo marcó el gol, además, se multiplicó para asociarse con el jugador que traía la pelota, para aguantarla y esperar a un compañero, y le sobró energía para ayudar en el plano defensivo. Se retiró extenuado rodeado de aplausos. Se los ganó merecidamente.
En este rubro ya estamos de igual a igual con el resto, ahora a descansar y recuperar fuerzas para lo que viene.
En lo táctico-estratégico hay que hacer un alto: el DT se jugó con los cambios de Biglia y Demichelis, por Gago y Federico Fernández, buscando más marca en el mediocampo y más equilibrio en esa zona.
Demichelis jugó un partido correcto y todo el fondo argentino dio muestras de una seguridad que hasta ahora no existían.
Basanta, un desconocido para la mayoría, jugó un correcto partido, en una instancia difícil y la superó ampliamente. Firme en el uno contra uno, nunca se vio superado y se asoció cuando pudo al circuito de tenencia. Una elogiable labor del defensor reemplazante de Rojo y otro acierto del técnico.
Es verdad que Argentina se encontró con el gol cuando nacía el partido, pero jugó un muy buen primer tiempo, siempre de la mano de nuestro genio: Lionel Messi , quien estuvo muy bien acompañado por Higuain y Di María -hasta que estuvo en cancha- pudiendo sentenciar el partido en varias ocasiones.
Ya con el ingreso de Enzo Pérez (también de excelente labor), Argentina esperó con oficio tal vez demasiado atrás por momentos, buscando definir en algún contraataque, sabiendo que tenía neutralizada a una Bélgica que se limitó a tirar centros como único recurso.
Podemos afirmar que fue el mejor partido de la Selección hasta ahora, parece que su producción va aumentando a medida que el adversario es más difícil. Ayer se vio una Argentina con pretensiones, que dijo: Ojo que estamos vivos y tenemos al ‘as de espadas’.
En lo emocional se vio un equipo con mucha determinación, con Messi corriendo y marcando rivales como nunca antes, mostrando el camino.
Por otra parte, me gusta que el público brasileño cante y apoye a los rivales de Argentina porque para estos jugadores es el mejor tónico, un estímulo extraordinario que amalgama voluntades para luchar contra la adversidad.
Recuperamos la memoria, creció la autoestima. Quedan sólo dos partidos, la patria futbolera empieza a oler que puede ser, que sueño y realidad sean una sola cosa.
(*) Exfutbolista, especial para 442.