“Argentina esta mas tensa de lo que ven”

“Tengo muchas ganas de volver a Argentina. Sé que es un momento complicado, y es más complicado de lo que pueden ver ustedes. Está tenso el país, está tensa la calle, está medio álgido el asunto, y eso es duro. Pero quiero estar con los míos”. Las palabras son de Victorino Luján, dichas desde sus 2,08 metros, sus tremendamente tímidos 2,08 metros,

“Tengo muchas ganas de volver a Argentina. Sé que es un momento complicado, y es más complicado de lo que pueden ver ustedes. Está tenso el país, está tensa la calle, está medio álgido el asunto, y eso es duro. Pero quiero estar con los míos”. Las palabras son de Victorino Luján, dichas desde sus 2,08 metros, sus tremendamente tímidos 2,08 metros, y que hablan del país que abandonó “después de pasarla muy mal, de que el Cirque du Soleil me salvara no la vida, pero sí la vida profesional: yo me estaba por morir de hambre acá”. Victorino, el único argentino del circo, es callado, y cuando habla recuerda al gigante de roca de La historia sin fin. Verlo de civil, post-show, esperando el mismo ascensor que uno, es entender su humana timidez y, vicerversa, su tremenda y grave (con su vozarrón) presencia en el escenario. Verlo en el proscenio de Corteo, donde tiene un papel destacado como el amigo del payaso que está a instantes de la muerte, es sorprendente. Corteo como show es fastuoso, sin nunca dejar de querer ser íntimo, incluso cuando su eje suelen ser los espectáculos aéreos: pasan payasos caminando de cabeza, hay cuerda floja, hay acrobacias, hay gente colgando en candelabros, hay ángeles, hay saltos con piruetas. Y hay un espéctaculo “único, hecho como ningún otro en la Tierra, tanto delante como atrás del escenario”, dice Luján.