John Fogerty acababa de escribir la letra de su canción. Era el más joven de los cuatro integrantes de un grupo que aún no se llamaba Creedence y los acordes tenían algo de soul y trote del zorro o fox trot, en la California de fines de los sesenta. Jamás hubiera imaginado que la música de esa letra sería el escudo de la hinchada argentina en el mundial de Brasil, como tampoco que se convertiría en éxito en los EEUU. Mucho menos, que la Banda de Granaderos marcharía con sus acordes sobre San Miguel de Tucumán, hora antes del estruendoso triunfo de Argentina sobre Holanda.
Era el 9 de Julio, Día de la Independencia y el acto central fue encabezado por Amado Boudou, como una especie de previa a la convulsionada sesión de la Cámara Alta, un par de días más tarde. Es que el país debería despertar uno de estos días y, mientras se despereza, poner en movimiento las decisiones en la provincia y la ciudad. Es cierto que algo se ha avanzado en estos días mundialistas, pero no lo suficiente para dar por terminado ninguno de los entuertos que asoman en el horizonte. En quince días habrá que tener armado todo, pues es necesario dejar las manos libres a Sergio Urribarri para el cierre de sus aspiraciones presidenciales.
Las posibilidades locales dan para varios casilleros, en una lista hipotética. José Lauritto y Marcelo Bisogni apuntaron alto para salir del distrito. Pero Carlos Schepens parece que deberá aguardar unos años para acampar en el refugio pasivo. De todos modos, no faltarán animadores de la interna peronista lugareña, que completarán el palco necesario. La UCR sigue sin reacción, acompañando de lejos la discusión que importa a la gente. Mientras el PJ disputa el poder y termina distribuyéndolo, en el centenario partido la contradicción fundamental se circunscribe a la carroza de Alfredo de Angeli, que empujan unos y a la del socio progre, que empujan otros. En medio de esta trampa que propone la interna, lo que fuera la principal fuerza de alternancia, va por el camino de una supernova.
Cómo termina el mundial
Si Argentina, como esperamos todos, levanta esta tarde la copa, habrá changüí para unos días, con los diarios analizando lo que quedó de Patronato-Gimnasia. Si la taba cae culera, los festejos serán un poco más medidos, pero coincidirán en la provincia con la Feria Judicial y las vacaciones. Así que las dos semanas que restan de julio, prometen cabildeos, mucha tensión y, salga pato o gallareta, una definición a la cual asirse para afrontar el complejo horizonte de fin de ciclo.