La reunión de Gabinete económico que encabeza el jefe de gabinete económico, Santiago Cafiero, tendrá este lunes a las 17 como invitados especiales a las principales espadas del sindicalismo y a los empresarios industriales, del comercio y la construcción. El objetivo, preanunciado desde la Casa Rosada, es «seguir construyendo la hoja de ruta de trabajo y producción», declamada por el presidente Alberto Fernández desde el inicio del mandato, una agenda afectada por el parate que llegó con la cuarentena y la crisis de confianza en la marcha de la economía.
Días después de anunciar en Casa Rosada una batería de medidas para frenar la sangría de dólares del Banco Central, que no encontraron eco deseado en el valor local de la divisa, el Gobierno dará este lunes otro paso. Busca reforzar su «agenda de reconstrucción» de una economía golpeada por la recesión, las consecuencias de la pandemia y la incertidumbre.
Representantes de la CGT, la CTA y la CTEP de Juan Grabois fueron invitados al cónclave, al igual que la dirigencia de la UIA y las cámaras de Comercio y la Construcción. Además de Cafiero, estarán del otro lado de la mesa el ministro de Economía, Martín Guzmán, sus pares Matías Kulfas (Producción) y Claudio Moroni (Trabajo), los titulares de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, y del Banco Central, Miguel Angel Pesce, y la vicejefa de gabinete, Cecilia Todesca.
La selección de los funcionarios tampoco es casual: Pesce y Guzmán estarán juntos luego de las repetidas versiones sobre disidencias en torno al «cepo del cepo», anunciado poco después del exitoso canje de la deuda privada y que fue seguido por una nueva caída de las reservas de dólares en la entidad monetaria y un aumento de la desconfianza de muchos agentes económicos en la gestión del Gobierno.
En relación al cónclave, desde la Casa Rosada admitieron que son los mismos actores convocados al incipiente Consejo Económico y Social, pergeñado por el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, anunciado una y otra vez entre bambalinas y aún sin llegar al Congreso.
«Esa idea tiene un camino largo todavía por recorrer. Mientras tanto avanzamos por este lado», confesaba una alta fuente oficial. La búsqueda de mecanismos para la creación de empleo, la capacitación y la presión impositiva, que fueron parte de las conversaciones de la CGT con la Asociación de Empresaria Argentina (AEA) también se pondrá en la mesa de negociación, acordaron fuentes oficiales, que pusieron énfasis en la construcción pública y privada como «motores» de la recuperación de la actividad, explicaba Análisis Digital.
En la Casa Rosada afirman que «aún es muy pronto» para evaluar el éxito de las medidas anunciadas el jueves, que incluyeron la baja de tres puntos en las retenciones al grano de soja y cuatro a las exportaciones mineras, además de bonos en pesos ajustables a valor de la moneda norteamericana. «El lunes se publica recién en el Boletín Oficial», puntualizaban desde el Gobierno para negar que las iniciativas ya tuvieran un primer resultado negativo.
En relación a las críticas de la Mesa de Enlace, en el Gobierno las calificaban de «esperables», ya que -según el habitante de un despacho clave-, «el acuerdo de la Casa Rosada es con los aceiteros, que tienen para liquidar divisas y generan empleo, y no con los chacareros».
Como contara La Nación días atrás, los productores nucleados en las entidades rurales que se opusieron en 2008 a la resolución 125 hoy distan de ser interlocutores privilegiados para el kirchnerismo, que prefiere al Consejo Agroindustrial (CAA), entidad con preeminencia de exportadores de subproductos de la soja y que no incluye a la Sociedad Rural (SRA). De todos modos, hasta el propio presidente de la Cámara de la Industria Aceitera, Gustavo Idígoras, dijo el viernes a LN+ que «la baja de retenciones (a la soja) es insuficiente» y que esperaban nuevas rebajas en los próximos meses .