El año cierra con expectativas varias para la dirigencia política local. Encabezan esa grilla los precandidatos Lauritto, Bisogni y Godoy, todos aspirantes a la sucesión de Sergio Urribarri, aunque el actual Ministro de Educación utilice, por el momento, la estrategia del Vanelus chilensis, más conocido como simplemente tero.
En este sentido, es probable que pronto comiencen su trabajo las usinas de instalación mediática, que hasta el momento han dejado al descubierto sólo el posicionamiento territorial. Pero Concordia y Uruguay van al frente, porque cada cual es por lo que es, pero más por lo que representa.
Paraná parece haber perdido un poco de terreno, más por el imperio de las circunstancias, que centran gran parte de su estrategia en la candidatura de Urribarri a la Presidencia. Uruguay ostenta la elocuencia de las mediciones y Concordia el peso de su historial justicialista. Pero al distrito capital los dos temas le han resultado particularmente esquivos. «Están para acompañar», dicen algunos. «¿Otra vez», muestran su queja tenue otros. Todo en el marco de no regalar nada,
por supuesto. Cada centímetro de terreno contraprestará ahora o en el futuro.
Ofertas reales y ficticias
En el plano local siguen apareciendo opciones, pero sólo algunas van consolidando sus posibilidades, especialmente en el seno del oficialismo, que hasta el momento no parece tener inconvenientes para repetir mandato. Lo del secretario Vales tuvo su espaldarazo reciente, cuando el propio Intendente Schepens, lo dio como nombre de su entorno cercano.
Nadie sabe si el actual Jefe Comunal dispone de esa facultad en el terreno de la construcción local o si es sólo una expresión de deseos. De cualquier manera, todo lo que se diga tendrá necesariamente su correlato al momento del cierre departamental y la resolución de la puja entre el scelzismo y las huestes del ministro Lauritto. Si hay acuerdo de supervivencia compartida, no habrá lugar para iniciativas personales y puede que se repita una interna alegórica, como en otros momentos de unidad en la discordia.
Radicales por izquierda y derecha
El progresismo partidario nacional suele distinguir entre lo que sería una especie de izquierda y la derecha, a la que asocian todos los males de la República. A la hora de los bifes, todos saben, sin embargo, que nada de eso es real. En los últimos días, en el panorama interno de la UCR entrerriana ha tomado vuelo la idea de que se presentarán dos opciones, casi calcadas, de aquella vieja idea. Por un lado, el oficialismo partidario, con Atilio Benedetti como su máxima expresión, ha expresado su voluntad de acercarse al macrismo, de la mano de Alfredo de Ángeli.
En la antípoda, Lucio Godoy se pronunció públicamente por conversar con Lisandro Viale, con lo cual la hipotética fórmula contaría con adscripciones socialistas y de radicales alfonsinistas residuales, que no tienen cobijo político provincial, en algún único grupo que los contenga. Como se ve, poco hay de nuevo en el horizonte de los dos partidos más importante de Entre Ríos. En el PJ se trabaja para evitar le elección real y en la UCR, se reedita la puja ochentista de azules y marrones.