Un 3 de noviembre, pero de 1985, Diego Armando Maradona sorprendió a todos en la Seria A de Italia, cuando marcó uno de los tiros libres más icónicos de la historia de la liga y del fútbol en el mítico estadio San Paolo del Napoli.
En la tarde de ese domingo 3 de noviembre, Maradona tomó la pelota y fue directo a patear un tiro libre indirecto dentro del área de, nada más y nada menos, la Juventus de Platini, jugador que había ganado tres balones de oro consecutivos hasta ese momento.
El equipo de Turín, gran bastión en la lucha absurda y discriminatoria del norte con el sur, era el vigente campeón de la Copa de Europa; y posteriormente ganador de esta Liga y la Copa Intercontinental que obtuvo por penales doblegando a Argentinos Juniors, tan solo 35 días después.
Diego recibió un pase corto Eraldo Pecci para acariciar la pelota, desafiar las leyes de la física, y convertir un gol que quedó en la historia. En palabras del propio Maradona, aquella jornada del 3 de noviembre de 1985 comenzó un gran amor: ”A partir de ese día me metí en el corazón de los napolitanos”, supo decir años más tarde.