Sociendad 30/03/14

DIOS ES VIDA

Domingo 4º de Cuaresma «Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado… » (Jn 9, 1-41) Este es otro pasaje evangélico, en el que Juan pinta magistralmente la actitud humana frente a la verdad, discriminando la postura abierta de la cerrada. Y lo hace tomando como punto de referencia o «disparador» el milagro de la curación del ciego de nacimiento. Jesús lo vio, y decidió curarlo con un poco de barro que hizo con saliva, y dejándole el mandato de ir a lavarse a la piscina de Siloé. Y el hombre pudo ver. Junto con la curación de su ceguera física, Jesús le abrió los ojos del espíritu, para que lo reconociera como Mesías, más aún, como Dios. Le dio el don de la Fe. En contraste con esta actitud abierta frente a la verdad, y frente a Jesús, aparecen los fariseos que se cierran ante la evidencia del milagro, y una y otra vez tratan de encontrar algo que pudiera negarlo.

 

Su obstinación es tan «irracional», que el mismo ciego (ya curado), les echa en cara su ignorancia y su dureza. Y eran maestros de la ley. Se creían los únicos con derecho a enseñar; por eso, como no querían admitir la verdad del evidente milagro, ni el argumento elemental que les planteó el ciego, lo echaron insultándolo: «tú has nacido lleno de pecado, y quieres darnos lecciones?» Típica reacción del soberbio, que se cierra a la verdad, y cuando no puede frente a ella, recurre a la detracción, la mentira y al «poder», para acallar la verdad, sacando de en medio al que la pone en evidencia. Hay varias formas de hacerlo: o bien eliminan directamente al «molesto» (esto lo hicieron con el ciego, y con el mismo Jesús, crucificándolo), o bien inventan una campaña que lo deje mal parado, o más frecuentemente lo «compran» con dinero para que calle.

 

Todos los días somos testigos de estas actitudes, pero tenemos que cuidarnos de no caer en ellas, no solo silenciando la verdad que nos molesta e incomoda, sino dejándonos silenciar por temor o por sobornos de cualquier especie… «Si ustedes fueran ciegos – les dice Jesús – no tendrían pecado; pero como dicen que ven, su pecado permanece». La ceguera más lamentable es la voluntaria: «no hay peor ciego que el que no quiere ver». El que busca sinceramente la verdad, siempre llegará a tener fe, porque la Fe nos quita la ceguera de la soberbia. La Cuaresma es tiempo de búsqueda y de encuentro. Busquemos la verdad, y nos encontraremos con Cristo que es la Verdad misma. El está a nuestro lado. Con afecto y la bendición del Señor, Parroquia Santa Teresita.