Alejandro García Martegani es el vigésimo rugbier de los Canarios platenses que fue víctima del terrorismo de Estado. Un caso más para mantener encendida la memoria.
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El periodista Gustavo Veiga publicó en su libro Deportes, desaparecidos y dictadura, de 2006, que los jugadores de La Plata Rugby Club víctimas del terrorismo de Estado sumaban 17. El año pasado, el abogado y poeta Julián Axat, hijo de Rodolfo, uno de los rugbiers desaparecidos, sumó dos casos hasta ese momento desconocidos: Eduardo Merbilháa y Abigail Attademo. Ahora, con Alejandro García Martegani, la lista llega a veinte.
Que un club de rugby tenga veinte jugadores desaparecidos es una historia tan compleja como conmovedora. Además de haber compartido la camiseta amarilla del club de Gonnet, todos militaban en distintas agrupaciones políticas. La mayoría, además, estudiaba en la Universidad Nacional de La Plata. Las coincidencias, de todos modos, no terminan de explicar lo inexplicable. Pareciera que el destino, el terror o vaya a saber qué se ensañó con este grupo de muchachos que en distintos años y en diferentes categorías coincidieron en el club platense. Todo ocurrió en tres años: el primero, Hernán Rocca, fue asesinado en marzo del ’75; el último, Julio Alvarez, desapareció en junio del ’78.
Veinte. Algunos lo conocían como el Nene García. Otros le decían Ladilla, porque era inquieto, andaba siempre de buen humor y le gustaba hacer bromas. Estudiaba Arquitectura en la Universidad Nacional de La Plata y militaba en la JUP. Y aunque practicar deportes no era uno de sus objetivos prioritarios, en el ’73, con 19 años, empezó a jugar al rugby en LPRC. Sergio Martegani, un primo suyo, cuenta a PERFIL que fueron juntos al club y que el Nene jugó todo ese año en la Cuarta División.
Entre la universidad y la militancia, el rugby no tuvo una presencia determinante en la vida del Nene García. Además, había pedido prórroga por estudio para postergar el servicio militar y en algún momento iba a tener que cambiar la camiseta amarilla por el uniforme verde oliva. Un ex compañero que compartió ese año en el club recuerda que tenía “poco compromiso con el rugby, lo tomaba de una manera más amateur”. De todos modos, aunque su vínculo con la ovalada fue breve y no haya brillado como otros compañeros suyos, bien vale el recuerdo para el vigésimo jugador de La Plata víctima del terrorismo de Estado.
Cuatro años después de su paso por el club, cuando la militancia se imponía de manera excluyente, García Martegani entró a la colimba. En territorio enemigo empezó su desdicha. Al principio lo destinaron al Batallón de Comunicaciones 601, en City Bell. Allí estuvo tres meses preso porque los militares sospechaban que se podía tratar de un “elemento subversivo”. A fines del ’76 lo liberaron y le dieron una semana de licencia, pero cuando se reincorporó le cambiaron el destino: Regimiento 10 de Infantería de Montaña en Zapala, Neuquén. A partir de ese viaje, la familia empezó a perder contacto, y el 7 de marzo del ’77 recibieron la última carta.
Entonces sus padres, Horacio y Olga, decidieron viajar a Zapala. Se presentaron en el regimiento e intentaron averiguar qué pasaba, pero escucharon una historia que no creyeron: Alejandro se había tomado una licencia, no había vuelto y en ese momento figuraba como desertor. Los padres siguieron en la búsqueda hasta que dos colimbas les describieron que una noche que salían de franco vieron cuando un grupo de oficiales del cuartel subían a Alejandro a un Falcon. Y nunca más lo vieron. El último rastro del Nene García fue en el centro clandestino de detención La Cacha, en La Plata, donde fue visto por dos sobrevivientes.
La revelación. El mundo de Gonzalo Albarracín es ovalado. Fue el entrenador del equipo que logró el primer campeonato de La Plata Rugby Club, en 1995. Es, también, el actual técnico: se hizo cargo del plantel esta temporada. Y además jugó: primero en San Luis, hasta que en el ’75 se pasó a LPRC. Pero, sobre todo, es un militante de la memoria. Es que por haberlos tenido como compañeros o como rivales, conoció a casi todos los jugadores que fueron asesinados o desaparecidos.
Es habitual, entonces, que en las charlas de Albarracín la ovalada tenga una presencia permanente. Así fue que, hablando con amigos, añorando a los que ya no están, una noche de nostalgia pensó en voz alta: “Che, el Nene García jugó en La Plata, ¿no?”. La respuesta fue inmediata: “Sí, claro, tuvo un paso efímero y no llegó a Primera, pero jugó”. El hombre del rugby, el hombre de la memoria, tomó conciencia de que estaba frente a un olvido que era necesario reparar. Entonces siguió con las preguntas, investigó, recurrió a los más memoriosos. Y llegó a una conclusión: Alejandro García Martegani, el Nene, era el vigésimo caso.
Las historias de los otros 19 son más conocidas. Tres aparecieron asesinados: a Hernán Rocca y a Pablo del Rivero los mataron en el ’75, antes del golpe de Estado, víctimas de la fascista Concentración Nacional Universitaria, y Marcelo Bettini, hermano de Carlos, actual embajador en España, apareció en una fosa común. Los 16 restantes permanecen desaparecidos. El Día de la Memoria que se conmemora el lunes impone el recuerdo de esos episodios atroces e inhumanos que hace casi cuarenta años mancharon la pelota con sangre.
El recuerdo de Cristina
En febrero de 2013, Cristina Fernández lanzó en el predio de Tecnópolis el canal DeporTV. En el acto, la Presidenta mencionó a los deportistas que fueron perseguidos y proscriptos después del golpe del ’55, y recordó a los desaparecidos durante la última dictadura. “Muchos de ustedes son muy jóvenes y tal vez no recuerden a los deportistas desaparecidos después del golpe del 24 de marzo de 1976. Me impactó como ciudadana, como militante y como vecina de La Plata, porque de La Plata Rugby Club, que era uno de los mejores cuadros de rugby, desaparecieron 18 jugadores, muchos de los cuales eran muy amigos o conocidos, como Santiago Sánchez Viamonte, Mariano Montequín, Moura, Rocca y Bettini”.
(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario Perfil.