El conductor de Radio 10 se considera centroanarquista, muestra fascinación por Pepe Mujica y jura que nunca recibió sobres con coimas. Sueña con escribir una novela.
Rolando Hanglin transita su noveno año en Radio 10. Escribe los guiones todos los días en su casa de El Salvador y Humboldt para luego dirigirse a la emisora. Unas horas antes Hanglin se encuentra con Perfil, pide un tostado de queso, tomate pero sin jamón, acompañado de un té. Luce ropa cómoda, remera, campera, pantalón y zapatillas, nada de sacos de colores o pantalones chupines para un periodista autoproclamado hippie y nudista. A los 68 años, este hombre que surgió de la gráfica encontró en la radio un espacio que nunca abandonó: trabajó 23 años en Continental, continuó en La Diez. El conductor de Rolando Hanglin (de 14 a 17) sostiene que su programa “tiene un estilo hippie” por su personalidad y mandato familiar.
—Hace dos años el pico más alto de share lo hacían Beto Casella y Santiago del Moro en FM Radio Pop 101,5, y hoy lo hacen Marcelo Longobardi y Jorge Lanata en Mitre. En su momento lo tuvo González Oro. ¿Qué opinás de los fenómenos de audiencia?
—Son momentos. Hoy Mitre tiene el suyo, calienta toda su grilla, el pase Lanata y Longo me gusta, son dos tipos muy creíbles, pero hay que saber ganar con sencillez cuando te toca ganar y saber perder con humildad. Para mí Lanata es para la primera mañana o para la vuelta. Es muy político.
—Se fue Longobardi, González Oro, Laje, Chiche está de licencia médica. De los que empezaron con Daniel Hadad en la vieja Radio 10 quedan Baby Etchecopar y vos. ¿Son los que sostienen el mástil de la vieja guardia?
—No, por nuestros horarios no sostenemos nada. Vamos a ver por dónde va la audiencia. La gente cambia, no siempre quiere las mismas cosas. Todo tiene un ciclo. Yo no tengo ninguna careta, no se espera de mí que me lance a dictar una batalla ideológica: no me gusta, me parece de segunda categoría. Hago lo mío que va por el relato, conversación, íntimo y de humor.
—¿Cómo fue hacer radio durante las presidencias de Alfonsín, Menem, la Alianza, Duhalde, Néstor y Cristina?
—Alfonsín fue una época explosiva en radio. Me sentí muy presionado por la tendencia cultural de izquierda que se estableció y quedó para siempre en los medios. La izquierda domina los medios. No soy de izquierda. Soy centroanarquista. Soy libre pensador. No juego partido para nadie. Yo voté a Alfonsín, lo aprecié mucho, lo respeté a pesar de lo mal que terminó. Una persona honrada, importante, bien intencionada, y con ideas brillantes de llevarse la Capital al interior que todavía estoy esperando. A Carlos Saúl Menem lo admiro mucho, fue un gigante desde el punto de vista humano. Había mucha libertad periodística, podías decir lo que quieras de Menem, quien lo vivió no se puede olvidar de eso. De La Rúa me fue indiferente. Con Duhalde estábamos todos de salvar los cuatro pesos en medio del naufragio. El y su esposa, Chiche, me caen muy bien. Con Néstor vino un clima más parecido al de Alfonsín de una avanzada de la izquierda. En la primera presidencia de Kirchner estábamos bien económicamente, se laburaba con bastante libertad. En estos últimos dos años se puso un poco enconada la cuestión, problemático y estresado por problemas como la inflación y la inseguridad.
—Silvia D’Auro, ex esposa de Rial, dijo en “Noticias” que el conductor recibía sobres de políticos y funcionarios. ¿Es un mito o verdad las coimas que reciben los conductores estrella? ¿Te han querido sobornar?
—No, a mí nunca y en general no creo mucho en los sobres. No creo en la maldad. Sí creo que existe la mediocridad. En nuestro gremio existe más la envidia que la corrupción.