Sociedad 05/03/14

SANTORAL

San Lucio I, papa. Se distinguió por su temple en las persecuciones, y aunque no murió mártir, San Cipriano afirmó que «no por eso perdió la palma del martirio». Apenas electo papa, fue desterrado. Vuelto a Roma, gobernó la Iglesia con gran acierto durante pocos meses. Murió el año 254. San Teófilo, obispo. Vivió en el siglo II. Fue obispo de Cesarea, en Palestina, durante el gobierno del emperador Septimio Severo. La crónica de su vida, escrita poco después de su muerte, acaecida en el año 195, dice que el obispo Teófilo «resplandeció con la vivísima luz de su doctrina y sobresalió como ejemplo de integridad de vida».

San Foca, mártir
Labrador de oficio, que sufrió muchas injurias por el nombre del Redentor. Murió en Sínope, en el Ponto, hoy Turquía, se cree que en el siglo IV. El Martirologio Romano de Gregorio XIII dice sobre San Foca: «Después de sufrir numerosos ultrajes por el nombre del Salvador, triunfó de la Serpiente Antigua». Por ello, en el Oriente, se lo invoca contra mordeduras de serpientes. Sus reliquias descansan en la iglesia de San Miguel de Antioquía.