El protagonista de Sres. Papis asegura que está feliz con su papel en la tira. Cuenta por qué no aceptó hacer Farsantes con Julio Chávez y critica las políticas culturales oficiales.
Su pasión es actuar. Estudió para cumplir con su sueño y busca desafíos. La televisión y el teatro son los dos ámbitos más frecuentes para Joaquín Furriel, aunque desde hace muy poco también el cine parece haberlo conquistado. El año pasado encarnó al “Turco” Nasif en Sos mi hombre y desde hace muy poco se transformó en el Dr. Nacho Moreno en Sres.Papis, tira que va de diariamente por Telefé a las 23hs.
—Cambiaste tu cuerpo para encarnar al boxeador y ahora lucís traje y diploma.
—Busco moverme de ciertos lugares donde ya estuve. Ponerle el cuerpo a ese boxeador me ayudó a conocer más a mí. Trato de estar despierto cuando tomo esas decisiones. Quiero crecer actoralmente.
—Tu protagonista es el más antipático de los “papis”. De todos sos el que menos problemas económicos tiene: ¿cómo lo vivís?
—Me divierte hacer este personaje y cada uno de nosotros juega su papel. Siento que la elección de los actores fue muy buena, porque somos muy diferentes y tocamos fibras distintas. Disfruto de este período inicial de Nacho, que arrancó con su primer conflicto cuando le cayó un hijo que le dicen que es de él. Fue interesante palpar la repercusión en las redes sociales y el enojo de la gente en la calle cuando mi personaje dejó a Yoni (Marco Bertelli) en el internado. Mi papel es casi políticamente incorrecto, genera zonas incómodas, tiene una moral cuestionable y emocionalmente es gélido. No se compromete ni con sus relaciones, ni con la paternidad. Por todo esto va a ser interesante acompañar sus cambios.
—Querías trabajar con Julio Chávez pero te bajaste de Farsantes. ¿Intuías los conflictos en el elenco?
—Primero me ofrecieron un unitario, que después pasó a ser un a tira diaria, pero apareció el proyecto y privilegio de trabajar con Alfredo Alcón en Final de partida. Decidí no hacer televisión por un año y los tiempos me permitieron filmar dos películas muy importantes para mí. Me di cuenta que las grabaciones iban a ser intensas nada más, los otros temas son periodísticos. Ojala pueda trabajar con Julio Chávez alguna vez.
—Murió el actor Phillip Seymour Hoffman por sobredosis. ¿Cómo te sentirías trabajando con un compañero con estas adiciones?
—No creo que sea comparable. Hay algo del sistema de Hollywood que termina matando a los intérpretes, pero no es el nuestro, que funciona de otra manera. El lugar que ocupamos los actores en la sociedad, nuestra industria es distinta y las exigencias son muy diferentes. No digo que no haya colegas que no tengan adicciones, pero no me parece que sea tan habitual como lo es en los Estados Unidos. Allí impera la violencia, cada tres o cuatro meses internan o se muere alguien del ambiente artístico. No me toco trabajar con compañeros con adicciones, hasta ahora. La nuestra es una profesión difícil en ese sentido, porque cuando no actúas tenés la autoestima muy baja y aparecen las depresiones. Todo es tan efímero.
—Se sigue emitiendo tu voz en los teatros del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. ¿Crees que se resolvieron los problemas como las falta de pagos y otros que había mientras hacían Final de partida?
—Fue Carlos Elía quien me propuso ponerle la voz al mensaje de pedir silencio y que apaguen los celulares. Hoy desconozco cuál es la situación del Complejo, pero no creo que el teatro sea prioridad en la agenda cultural de esta ciudad. Iban a hacer refracciones que se necesitaban desde hace décadas. Trabajé durante varias gestiones de distintos partidos políticos y nadie lo mejoró. Creo que no tiene que ver con los presupuestos sino con la burocracia. Nos pagan desde el Ministerio de Hacienda. Quisiera que el teatro estuviera mejor, pero es una tendencia general. Me parece que el Argentino de La Plata no pasa por un buen momento y no quitan los andamios de la fachada del Cervantes. Parecería que dentro de las políticas culturales el arte escénico no es prioritario.
—¿Trabajar en televisión ayuda para ser convocado a la avenida Corrientes?
—Creo que la dupla que armamos en Lluvia constante con Rodrigo de la Serna fue potente, pero no sólo porque trabajábamos en televisión. Si no sería imposible explicar el éxito de Toc Toc, donde no hay figuras televisivas. No hay ecuación. Otro ejemplo es la repercusión de El conventillo de la Paloma, mientras se subestima a los dramaturgos nacionales este sainete sigue convocando. También me parece que lo mejor de la escena nacional está en las salas alternativas.
—¿Tenés proyectos para hacer teatro?
—No para ahora. En este momento no puedo pensar más allá del programa –Sres.Papis- y acompañar además de apoyar el estreno de la película El patrón, radiografía de un crimen que dirigió Sebastián Schindel sobre la novela de Elías Neuman. En el reparto están: Andrea Garrote, Luis Ziembrowski, Guillermo Pfening y Mónica Lairana, entre otros. Es el mismo director que filmó los documentales Mundo Alas y El Rascacielos Latino. Este es su primer largometraje y ya ganó como mejor proyecto (“Premio Work in Progress”) en el “28 Festival Internacional de Cine en Mar del Plata” en noviembre del año pasado. Fue un trabajo muy difícil de caracterización y composición. Mi otra película, Un paraíso para los malditos, ahora está en espacio INCA y viaja a “Pantalla Pinamar”. Fue importante poder trabajar con Alejandro Urdapilleta e inesperado su final. Compartimos un encuentro muy bueno. Nos comunicábamos muy bien y terminé con el deseo de poder repetir un trabajo en el teatro.
—¿Cómo vivís la realidad nacional actual?
—Para contestarte esa pregunta percibo que entro a otra sección que es política y que opaca en la que quiero estar, que es espectáculos. No soy militante, no aspiro a ningún cargo político. Mi trabajo se reduce a opinar sobre la realidad y ese no es mi lugar. Tengo una responsabilidad civil y como actor me comprometo en lo que siento que vale la pena. Me llamaron para apoyar a la educación pública y lo hice. Acompaño a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, participé de los ciclos de “Teatro por la Identidad” y la Fundación Huésped. Siempre estuve, pero el foco hoy es mi trabajo en televisión y quiero difundir el programa que estamos haciendo. Nuestro objetivo es entretener mostrando la paternidad de hombres de cuarenta años.