La cantante repasa sus veinte años de carrera, afirma ser la artista que más se baja de internet y cree que el negocio y el éxito cambiaron. Su vida como madre de una beba.
La italiana que se hizo famosa con canciones como “La solitudine” y“Strani amori” volverá a cantar en Buenos Aires. Con motivo del tour mundial “20 años. Grandes éxitos”, Laura Pausini estará el 22 de febrero, en el Luna Park. Dice que su hija, la pequeña Paola, es quien ahora inspira parte de sus nuevos versos. Y ella los recita en esta entrevista, en el único momento en que deja de lado su perfecto español, por su italiano de origen: “Non c’è bisogno di camminare / tu già mi porti dove devo andare” (“No es necesario caminar / Tú ya me llevas a donde debo ir”, de la canción “Se non te” en el disco 20-Grandes éxitos).
—¿Cómo te sentís como mamá? ¿Cómo es la vida cotidiana?
Paola ya tiene 11 meses, estamos muy contentos con ella (el plural se refiere a su pareja y padre de la niña, el también guitarrista de su banda, Paolo Carta). Comenzó a caminar hace pocos días, a veces con una manita de ayuda y a veces sola. Es muy emocionante. La vida me ha cambiado, porque yo he sido una persona bastante melancólica y también muy inquieta. Siempre pensaba que me faltaba algo y creo que lo encontré en ella. Me levanto cada mañana con una sonrisa y ¡hace once meses que no me enojo con nadie! Viajo con ella. A sus cuatro meses fuimos con ella a Londres; a los seis meses, a Florida, Brasil, México, Las Vegas. No tengo niñera. Durante el día, está conmigo y con su padre, y cuando nosotros trabajamos, mi madre, que ha sido maestra de kindergarten, es lo mejor que existe para cuidar a Paola.
—¿Cómo vivís tu éxito internacional y sostenido desde hace veinte años?
El éxito lo vivo con ojos inocentes, pero por esto, muchos se aprovechan de mí: me prometen cien, les creo y al final no cumplen ni con uno. Pero agradezco mi situación excepcional: conocí mucha gente con talento y que no ha tenido mi suerte. Yo creo en la fortuna. Mi historia es como de cuento de hadas. Yo era una muchacha del campo [nació en Solarolo, un pueblo con menos de cinco mil habitantes, en la provincia de Rávena] y sólo soñaba con ser una cantante de piano bar. Fui descubierta de una manera muy especial (con menos de 20 años ganó el Festival de la Canción de San Remo) y todo lo que ha pasado después he tratado de merecérmelo, trabajando mucho junto a arreglistas y compositores de calidad artística.
—¿Cuál es tu situación en la industria discográfica, cuyas ventas se han reducido? ¿Las giras internacionales compensan?
Es una situación económica muy difícil. Creo que en unos años las compañías discográficas van a cerrar todas. Lo siento mucho, pero es verdad. Yo soy número 1 en Italia desde noviembre, y he vendido cien mil copias. Cinco años atrás, ya habría vendido 500 mil. Fui nombrada la artista femenina más descargada ilegalmente en Europa y la tercera en el mundo. Yo he utilizado las giras, no para ganar dinero, sino para hacer promoción de mi música, por eso siempre puse dinero en las giras, en lugar de ganar. Pero ¿qué debo hacer? Soy testaruda, tengo un problema con mi signo zodiacal, Tauro. No quiero ir con dos músicos y tres luces. Por el momento tengo la suerte de poder hacerlo de esta manera.
No importa con quién se acuesta Berlusconi
Preguntarle sobre los ecos de los escándalos de Berlusconi en el mundo es el disparador para que Pausini descargue todo su apasionamiento a la hora de pensar sobre su país: “Escándalos hay en todos lados. El verdadero escándalo en Italia es que el 61% de los italianos no tienen trabajo. A mí no me interesa con quién folla Berlusconi, a mí me interesa que el país funcione. Ahora Berlusconi hace mucho que no está en el gobierno y la situación no ha mejorado. Hay muchísimos jóvenes que no tienen ningún trabajo. Yo tengo mucha gente de mi familia que no trabaja. Es una situación grave que no es solamente italiana. Desafortunadamente es también de otros países europeos, así que se tiene que arreglar a nivel europeo, aunque los italianos solemos pensar en arreglar nosotros mismos las cosas en nuestra casa. Lo que pasa es que nosotros no somos más un pueblo revolucionario, y eso es para algunos de nosotros muy raro: no aparece ninguna forma de –no quiero hablar de violencia por supuesto– manifestaciones, o de gente que se rebele de manera educada y civil. La gente está totalmente desilusionada. Pero el escándalo genera más noticias que todo lo demás. A mí esas cosas no me interesan mucho. Si el señor maneja bien la nación, a mí no me interesa con quién está en la cama, pero parece que acá en Europa las noticias son así”.