Hoy, en que se conmemora el Santísimo Nombre de Jesús, se lee una carta de San Pablo (Filipenses 2,1-11) en la que el apóstol dice: «Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús»; y el evangelio de San Lucas (2,21-24) en el pasaje donde se narra el rito en el que se le impone el nombre de Jesús al hijo de María.
El Santísimo Nombre de Jesús Ocho días después de su nacimiento, el hijo de María recibió el nombre de Jesús, que significa Salvador, como lo había ordenado el ángel Gabriel antes de que María concibiera. El Evangelio menciona la razón de ser de dicho nombre: «Porque va a salvar a su pueblo del pecado». Jesús iba a obrar la Redención con los más atroces sufrimientos, humillándose, como dice San Pablo, «hasta aceptar la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, doble la rodilla todo lo que hay en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre:
Jesucristo es el Señor». Santa Genoveva, virgen La defensora y patrona de París, nació en Nanterre, hacia el 423. Toda su vida fue un ejemplo de extraordinarias virtudes. Cuando Atila se acercaba a París, provocando el pánico de sus habitantes, Genoveva los persuadió de que no abandonaran la ciudad, y que hicieran oración y penitencia que Atila no entraría en París. Y así fue. En otra ocasión, diezmada París por el hambre, Genoveva remontó el Sena y regresó con once barcas cargadas con provisiones, salvando por segunda vez a su ciudad. Murió el 3 de enero de 512. El rey Clodomiro y la reina Clotilde le dedicaron un grandioso templo. La revolución francesa profanó y destruyó su sepulcro.