«José, toma al niño y a su madre… » (Mt. 2, 13-23) El domingo siguiente a la Navidad, celebramos a la Sagrada Familia, de Jesús, María y José. En Navidad el protagonista absoluto fue el Niño-Dios, el recién nacido, el Emmanuel esperado. Hoy nos abrimos al ámbito donde quiso nacer Dios, en una Familia. Quiso hacerse como nosotros, en la gestación y el nacimiento, y también quiso hacerlo en el seno de una Familia.
Para nacer y crecer, no solo eligió una Madre, sino una Familia. Qué importante ha de ser la familia para nosotros, si Dios mismo no se privó de ella. Es que Dios mismo es Familia: Padre Hijo y Espíritu Santo. A diferencia de los animales, para nosotros la familia no es solo el ámbito de protección y alimentación del bebé, sino el ambiente donde el ser humano aprende a ser persona, a convivir, a amar, a ser capaz de vivir positivamente, construyendo su personalidad y su comunidad.
Lamentablemente la mentalidad de nuestro mundo nos aparta de esta meta, haciéndonos valorar solo las cosas, en lugar de las personas, restando importancia a todo lo que realmente alimenta al hombre por dentro, descuidando la auténtica educación de la familia, y delegando esa responsabilidad al entorno, a un ambiente cuya única propuesta es lo fácil, lo cómodo, lo divertido… que se han convertido en los valores de la vida, valores tergiversados que llevan al fracaso, a la insatisfacción, y a la evasión del vacío e inutilidad en la que desembocan irremediablemente.
No podemos esperar una persona feliz y confiable, si no se valora y fortalece la vida familiar. No podemos esperar una sociedad con un mínimo de seguridad y capacidad de convivencia, si la familia no ejerce su rol protagónica en ella. Dios lmismo respetó este orden natural, y le encomendó a José, que era el cabeza de familia, la responsabilidad del cuidado de su propio Hijo, y de su Madre María. Defendamos nuestras familias, viviendo en familia, amándonos en familia, ayudándonos en la familia, y sepamos defendernos de los engaños de la mentalidad moderna, que cuanto más minimiza a la familia,más se aleja de su futuro, y de Dios mismo, que vivió hasta los 30 años en una familia. Bendiciones a todas las familias… Parroquia Santa Teresita.