Fue asesinado en abril de 2012 en Barrio Norte, pero se fueron conociendo detalles de su entramado de negocios hasta llegar a nuestra ciudad, donde el narco se encontraba «oculto», luego de un intento de asesinato.
Héctor Jairo «Mojarro» Saldarriaga Perdomo (39), ex jefe de sicarios fue asesinado a quemarropa la tarde del 17 de abril de 2012 en pleno Barrio Norte porteño. Según se
pudo saber, este narco colombiano tenía negocios en Concepción del Uruguay, donde actuaba con la identidad falsa de Carlos José Brausin García, y se lo habría visto en varias oportunidades en el puerto local. Antes de ser asesinado Saldarriaga tenía planeado montar su base de operaciones en la Histórica, donde ya había comprado varias propiedades, desde donde se movilizaba usando los pasos fronterizos de ColónPaysandú (Uruguay) para entrar y salir del país. El Mojarro, había elegido Concepción del Uruguay para esconderse de sus enemigos, aunque también había iniciado un negocio de tráfico que no llegó a comandar, pero cuyas estructuras sobrevivieron. A estas estructuras llegó la investigación de prefectura y la causa iniciada por el Juzgado Federal a cargo de Pablo Seró, que se comenzó a conocer más en detalle a partir de los procedimientos realizados en Buenos Aires y en nuestra ciudad a fines de junio. En este sentido, vale recordar que la semana pasada el magistrado, procesó a dos empleados portuarios por narcotráfico. Se trata de un maquinista y un supervisor del Puerto de Buenos Aires. Los acusan de haber querido enviar a Europa 130 kilos de cocaína en un contenedor. También están involucrados narcos de Colombia, según publicó Clarín. Tal como se informó oportunamente, la droga fue secuestrada de un contenedor, el pasado 30 de junio, por la Prefectura. A la organización se llegó siguiendo la pista de los negocios que había hecho el difunto en Concepción del Uruguay donde, además, se había radicado con la identidad falsa de Carlos José Brausin García, la misma que figuraba en el pasaporte que tenía encima cuando lo mataron.
Prófugos
Hoy, al margen de los dos empleados portuarios, están procesados un testaferro de «Mojarro» (por contrabando de estupefacientes y lavado de dinero) y un empleado que manejaba el campo del colombiano (sólo por «lavado»). Pero la cosa tampoco termina allí. En el caso, a cargo del juez federal Pablo Andrés Seró y la Prefectura Naval, hay todavía algunos prófugos. Y uno de ellos es un abogado colombiano radicado en la Argentina desde hace más de una década. A principios de los años 2000, este hombre fue acusado por el Tribunal del Distrito Sur de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, por tráfico de drogas. La Justicia de Estados Unidos pidió a la Argentina su extradición bajo la acusación de haber confabulado para introducir heroína en ese país usando mulas. Éstas llevaban la droga en sus equipajes desde Buenos Aires. Pero como el colombiano tenía una causa en el Juzgado Federal N° 2 de Lomas de Zamora, en 2006 la Corte Suprema de Justicia de la Nación negó su extradición argumentando que no podía ser juzgado del mismo hecho en dos lugares distintos. Desde entonces vive cómodamente en nuestro país. Dicen que llegó a operar con bastante éxito una oficina de correo postal de dinero y que también manejaba la plata de Saldarriaga. Aunque el expediente a cargo del juez entrerriano no se centra en «Mojarro» por la sencilla razón de que ya está muerto, se sabe que la banda que cayó el 30 de junio pasado respondía a él y también que, antes de caer, había logrado mandar a Holanda un cargamento de 230 kilos de cocaína. Cuando fue asesinado se supo que usaba la identidad falsa de Carlos José Brausin García, y rápidamente comenzaron a aparecer los nexos con Concepción del Uruguay y el 16 de mayo de ese mismo año la Prefectura judicializó sus sospechas usando como arranque de la causa una nota periodística. Lo que vino después fueron seguimientos y cientos de escuchas telefónicas que fueron armando el mapa de la banda y de las actividades de «Mojarro» en Entre Ríos. Así se determinó, por ejemplo, que Saldarriaga Perdomo, con la falsa identidad de Brausin García, usaba los pasos fronterizos de ColónPaysandú (Uruguay) para entrar y salir del país. Su idea era hacerse fuerte en la zona y usar el puerto local para el narcotráfico pero como se sabe sus enemigos lo alcanzaron antes en las calles de Buenos Aires, donde murió acribillado a manos de un sicario.