San Jorge, mártir. Nació en Nicomedia, Asia Menor. Cuando Diocleciano promulgó su edicto contra los cristianos (siglo IV), Jorge le reprochó su crueldad, por lo que fue puesto en prisión, sometido a tormentos y finalmente decapitado. La Iglesia Oriental lo llama «Gran Mártir». San Gerardo, obispo. Nació en Colonia el año 935, y en el 963 fue elegido obispo de Toul. Su cargo comprendía el cuidado espiritual de su diócesis, el gobierno civil y la administración de justicia. Notable predicador, acudían a escucharlo desde otras ciudades del imperio. Su caridad brilló durante la carestía del año 982 y la peste siguiente. Al cabo de 31 años de gobierno San Gerardo murió en 994, y en 1050 fue uno de los primeros canonizados formalmente por la Iglesia.