Convirtieron Tevez, Carrizo y Lodeiro. Orion atajo un penal. Fue el mejor partido de la era Guillermo ante un debil Rafaela.
Una victoria siempre es una victoria. Pero algunas son mucho más valiosas que otras. Depende desde qué lado se lo mire. Desde la visión de Boca la necesidad de sumar de a tres en un torneo que lo tiene muy lejos hace que quizás no le importe que su rival haya sido un Atlético Rafaela que se desangra en una triste realidad. Mucho de eso tiene el 3-0 que hizo explotar a una Bombonera que fue testigo de dos realidades bien opuestas.
El arranque del partido mostró las mismas falencias que llevaron a Boca a estar a 8 puntos de los líderes antes de que suene el silbato. Un juego espeso, con poca preponderancia de Gago y Pérez a la hora de iniciar los ataques, y con los centrales siendo los jugadores que más entraban en contacto con la pelota. Y la visita, con todas sus limitaciones encima, hizo lo que más le duele al xeneize: atacarlo por los costados para terminar con pelotazos cruzados. En ese panorama el más importante era Orion, quien con dos o tres intervenciones sostenía el 0-0.
¿Por qué es imposible analizar el partido sin analizar el contexto de los dos equipos? El primer gol es la muestra más clara de ello. Un rechazo defectuoso de López terminó en los pies de Pablo Pérez, quien con un pase sutil dejó a Tevez mano a mano con un Werner que vio cómo el Apache le tiró su categoría en esa picada que terminó en el 1-0.
El resultado favorable hizo que el juego del local empiece a cumplir lo pautado por su entrenador en la previa. Y el objetivo eran sus extremos, Carrizo y Pavón, quienes fueron las claves en el triunfo. Su velocidad y su desborde permanente hicieron que Rafaela sintiera el partido. En uno de esos ataques, Tevez la aguantó y esperó que pase Jara para que Carrizo termine empujándola al gol con el arco a su disposición.
En el complemento el que volvió a mostrar su peor cara fue Boca. Porque a pesar de que sobre el final logró estirar el resultado con el gol de Lodeiro, nunca impuso condiciones ante un rival que entregado y todo pudo meterse en el partido. Las manos de Orion atajando el penal ejecutado por Agustín Díaz se lo impidieron y eso sentenció la historia. Pero Boca ni con uno más pudo plasmar su idea. Pero victorias son victorias, y el Boca modelo Guillermo encara una semana decisiva en la Copa Libertadores, su máximo deseo del semestre.