Varios rumores corren alrededor de la ausencia de la figura de Holanda en la Copa del Mundo de 1978, durante el gobierno militar.
Muchos rumores existieron, especialmente en Argentina, sobre la decisión de Johan Cruyff de no participar del Mundial de Fútbol de 1978 que se celebró en Argentina y donde su país llegó a la final para después perder 3-1.
El holandés guardó mucho tiempo el secreto de por qué no había venido al país a disputar el certamen más importante del deporte, pero en 2008 dio testimonio de por qué decidió quedarse en su país mientras sus compañeros disputaban el torneo.
Durante el año 1978, mientras Cruyff era jugador de Barcelona, un grupo armado entró violentamente a su casa y amenazó a él, su esposa, quienes fueron atados a una silla. Cruyff, entre lo poco que recuerda, dice que por suerte sus hijos no vieron nada porque estaban en otra habitación.
El holandés logró escaparse gracias a que su esposa, quien estaba tirada en el suelo mientras estaba atado a un mueble. Se desató y salió a la calle gritando, por lo que salieron los vecinos y la policía pudo atrapar al ladrón.
Esto decía el crack holandés sobre los meses posteriores al secuestro. “Durante seis meses los policías durmieron en mi casa, acompañaron a mis hijos a colegio y unos guardaespaldas me acompañaban a los entrenamientos. Psicológicamente, tu vida cambia. No tienes la cabeza en el fútbol. Piensas en la vida de tu familia, en los riesgos, en lo que pudo pasar, en lo que puede pasar mañana. Y vives un infierno. Por un lado, la policía te da una sensación de seguridad, pero por otra su presencia te sigue recordando la agresión. Por todo ello sabía que no jugaría otra Copa del Mundo”, dijo.
Cruyff no hizo mención a los sucesos que agitaban la vida en Argentina por esos momentos, ni tampoco justificó con eso su ausencia en el mundial en nuestro país, pero del plantel holandés, era quien estaba más al tanto de las desapariciones, torturas y muertes en manos del Estado y quien levantaba las banderas de los derechos humanos.