En sólo tres días, la película protagonizada por Suar y Bertucelli superó las 144 mil localidades vendidas.
Por Marita Otero | Publicado en la edición impresa de Diario Perfil
La comedia suele ser un género vapuleado, sobre todo si es argentina, donde funciona más el prejuicio. El éxito de Un novio para mi mujer fue, digamos, la inspiración para repetir pareja (Suar- Bertuccelli), equipo, director (Juan Taratuto) y guionistas (Taratuto-Solarz) en Me casé con un boludo. La historia toca con humor la cuestión de ser personaje y ser persona, y cómo un poco nos enamoramos de personajes (proyección de nuestros deseos, necesidades y fantasmas) pero luego encontramos personas. Esto le sucede a Fabián Brando (no Marlon), que interpreta Suar y que se anima a hablarle en francés a Florencia (Bertuccelli), que se luce en varios momentos, mientras en la ficción mde la ficción son dos actores, uno famoso, ella comenzando y sin mucho talento, filmando Tres días, dos meses.
A medida que el amor avanza, él hace lo imposible por enamorarla cuando la escucha confesar “me casé con un boludo”. A partir de ahí va armando un relato, guionado por otro, pero que le da una oportunidad de encontrarse a sí mismo. Casi es más él con el guión que cuando se supone auténtico. Los dos están fantásticos, y uno se encuentra riéndose en muchos pasajes del film. Como bien le dice Fabián, “hasta los boludos se enamoran”.
Gracioso cómo se muestra la falsedad de muchos del medio, con la participación de Vicentico y Siciliani, mezclando ficción y realidad otra vez, la pintura del cronista que busca la primicia, el ego exagerado, la “locura” del director (Gerardo Romano), el paternalismo del personaje de Briski, que despierta ternura, o los lugares comunes mencionando a stars como Brad Pitt, Angelina Jolie o Susana Giménez y Monzón.
No está muy logrado el “grupito de amigos” de ella, son poco creíbles los diálogos. Gran escena de Bertuccelli y Suar en la parte en que ella padece una “ceguera”, divertida, pero detrás está lo que vemos y lo que no queremos ver. El analista “trucho” también da un espacio para pensar cómo aun desde la mentira se puede construir verdad (ella se despacha con una historia pesada). Suar hace el mejor papel de su carrera y, con la Bertuccelli que se luce con gags de todo tipo, forman una pareja a pura química. Y eso es mucho.