Protagonizan la película 100 años de perdón, y sostienen que en sus carreras priorizan la calidad, elogian el Teatro San Martín por los grandes intérpretes que pasaron y los dos hablan de como está hoy la televisión.
De la Serna estira su mano derecha y ofrece un mate amargo. Quizá ese sea el único vínculo entre él y su personaje “El uruguayo”· del film 100 años de perdón. De la Serna es el jefe de una banda de ladrones que ingresan a robar un banco en Valencia. “En todo hay reminiscencias al robo del siglo que hizo Vitette (Sellanes) en 2006. En un momento dije: “voy a componer a Vite-tte, es un personaje encantador, hay mucho para morder”. Pero preferí seguir a las precisiones del guión”. Furriel, sentado a su lado, luce una barba tupida que se dejó crecer para su personaje en El faro de las orcas que rodó en la Patagonia (Ver recuadro). “El banco que asaltamos en España es uno del microcentro, sobre la calle Reconquista, y una parte de los túneles son de la estación Basavilbaso del subte que no inauguró y que está debajo de Libertador”, asegura el ex protagonista de Entre caníbales.
—El cine y el teatro oficial dan prestigio y ustedes tuvieron bastante participación ahí. ¿Su carrera está principalmente en esos espacios?
DE LA SERNA: Hice mucha tele al hilo El puntero, Contra las cuerdas y Tiempos compulsivos. Todavía estoy saturado, no podía más en ese ritmo, y es otra exposición. Ahora estoy en El Farmer con Pompeyo (Audivert), con el que coroné algo hermoso de trabajar en el San Martín y codirigirlo con Pompeyo. A veces se busca prestigio y a veces no. Lo que nos calienta del San Martín es porque se busca estar en un lugar por el que pasaron grandes creadores, directores, intérpretes. Y el cine es lindo, muy lindo, pero no significa que despreciamos la tele.
FURRIEL: Sí. En el teatro lo tengo más claro. A los 23 años empecé en el Cervantes y desde ahí clásicos nacionales e internacionales. Hay que ir tomando decisiones. Cuando hice Soy gitano sentí el cimbronazo del rating y después no me fui a Carlos Paz o Mar del Plata, me fui a hacer Don Chicho dirigido por Leonor Manso. Cuando salía de la sala María Guerrero al hall mucha gente me decía que venía por la tele. Ahí entendí de la fortuna de la televisión.
—La productora Kramer & Sigman, coproductora del film, viene de hacer dos éxitos: “Relatos salvajes” y “El clan”, ¿los presiona?
DLS: No. Acá no somos ni Darín ni Francella. Es una película más coral, Relatos salvajes lo fue tambien, pero este film son casi la mitad de copias que El clan, pero igualmente es una peli grande, de 150 copias, pero quiero quitarme presión de encima.
F: De un tiempo a esta parte desactivé la presión en mi vida. Sobre todo después de la experiencia de Entre caníbales, de trabajar con Juan (Campanella), en la que entendí que uno quiere que le vaya bien y que el público lo vea.
—Darín dijo que lo llamaron de Hollywood para interpretar a un narcotraficante mexicano. ¿Por qué se suele elegir a los actores latinos para narcos y/o ladrones?
DLS: El estigma del latino narcotraficante, delincuente, sucio, que lava baños de día y baila salsa de noche, todas esas cosas peyorativas de nuestra condición son tan estereotipadas y absurdas que no contemplan la enorme diversidad cultural que tenemos, las grandezas de nuestro pueblo y de nuestro arte, cultura, tradiciones. En esta película, al principio, se podría decir: “Rodrigo, Joaquín, Luciano (Cáceres), se equivocaron muchachos, están estigmatizándonos con la película, que hacemos los sudacas chorros”. Pero se da vuelta la tortilla, esos cuatros personajes muestran más humanidad y sensibilidad y códigos que todo el sistema financiero, policías y políticos. Entonces, el público termina identificándose y enamorándose de estos personajes. La humanidad está en Sudamerica viejo, no está en Europa.
—La grieta se instaló fuerte entre los actores, ¿creen que se puede cerrar?
DLS: No debería la militancia política o nuestras apetencias políticas generar este tipo de grietas que lo único que hace es antagonizarnos, profundizar unas antinomías absurdas y retrógradas. No está bueno. Es una coyuntura muy especial. Yo creo que todo va a cambiar. Es un momento muy bisagra, está todo cambiando muy rápido, todavía no se pueden apreciar algunos aciertos… En estos momentos se habla de lo mal que estuvo en este gobierno y otros resisten con conciencias lo que hizo el otro gobierno. Yo estuve muy comprometido y en un momento paré la pelota y dije: “Soy actor, no soy diputado, no pertenezco a ningún partido político y los llamados de conciencia intento hacerlos desde mi trabajo”.
Cine, salud y netflix
Joaquín Furriel terminó de rodar El faro de las orcas, en la Península Valdés, otra coproducción argentina-española, con la actriz madrileña Maribel Verdú, el director Gerardo Olivares, y guión de Lucía Puenzo. “Pasamos dos semanas en el sur, y ahora vamos dos a Madrid que vamos a filmar los interiores y otras dos en Gran Canarias para tomar imágenes del mar”. Rodrigo de la Serna empezó a filmar Amigos inseparables con Oscar Martínez y dirigidos por Marcos Carnevale. “Es la remake de una película francesa (Intouchables de los directores O-livier Nakache y Eric Toledano). Seré el morocho que cuida a un tetrapléjico que lo hará Oscar”.
Furriel, tras su ACV, decidió dejar los ensayos de The Money Shot, la comedia que iba a encabezar con Muriel Santa Ana, Gloria Carrá y Eva Di Dominici bajo la dirección de Javier Daulte. “Después del accidente no estoy para sumar otra responsabilidad. Voy a hacer esta película, y en mayo cuando vuelva de España voy a decansar. Estoy bien. No tengo nada. Ya me dieron el alta. El neurólogo que me atendió, el Dr. Leiguarda, es uno de los mejores de nuestro país pero no es actor. Yo sé qué pasa en una película. No voy a volver a meter la pata en el acelerador porque todavía me quedó miedo”.
De la Serna ce-lebra la bajada de cambios de Fu-rriel, y dice: “Yo no soy tranquilo, ni relajado. Soy muy obsesivo y compulsivo del laburo”. A el ex El puntero le queda por estrenar El Papa de la gente, film que tuvo problemas con los derechos de guión y en el que el actor le dio vida a Jorge Bergoglio. “Se estrenó en Italia, la vieron siete mil personas, muy exitosa, en la Sala Nervi del Vaticano. Fueron dos películas, una extensa que es la que se estrenó y otra que irá a parar a la televisión. Están charlando con Netflix.”