La actriz de “La Leona”, una mujer que ruge por amor. Fotos.
Es simple. Una mujer austera pero que arrasa con esa simpleza como una manera de estar presente e imponer sus convicciones. Nancy Dupláa habla con una voz suave que obliga a quien escribe a escuchar con atención y analizar sus pensamientos, como si se tratara de una sesión de terapia. Y algo de eso hay en esta entrevista a la protagonista de “La Leona”, la novela que protagoniza junto a su marido, Pablo Echarri, y que reúne a los actores de mayor prestigio y contundencia actoral. Uno puede percibir que detrás de esos gestos mesurados y esa voz que sabe decir, hay pliegues de dolor, de un amor profundo hacia su familia, y por sobre todo, a lo que considera su mayor tesoro en la vida; sus tres hijos. “Lo único que soñé en la vida y quería ser, era ser mamá”, dirá Nancy, atravesada tanto por la crítica– de los que no se suman a su pensamiento político– y de un cariño genuino y natural que estableció con el público hace más de 20 años. En su discurso hay verdad, y esto se nota. No habla con palabras rebuscadas ni frases hechas. Habla con palabras que tienen peso propio y que se escuchan– mas allá de su suavidad– como un grito de libertad.
—A través de los años, ¿En qué tipo de actriz se convirtió?
—Me fui transformando en otro tipo de persona. Los años te dan una serenidad única, y siempre entendí que podía trabajar de actriz, que me gusta, que sé hacerlo y me sale fácil, pero nunca fue mi ambición final. Siento que soy una elegida, que puedo seleccionar mis trabajos y eso, lamentablemente, no le pasa a todo el mundo. También siempre fui consciente que había zonas de esta profesión que no me hacían sentir cómoda.
—¿Qué cosas son las que no la hacen sentir cómoda de esta profesión?
—Yo nací y me crié en un barrio. Y si bien no corría el hambre, la pobreza estaba a la vuelta de tu esquina. Ya durante la adolescencia empecé a trabajar como actriz y de pronto, una rareza empezó a invadirme.
—¿Esa rareza estaba conectada con que tipo de situaciones?
—Creo que tenía que ver con la culpa de “tener”. La culpa de saber que podía ganar más dinero que el que podía ganar mi viejo en un año. Cosas que fueron difíciles de procesar, para personalidades como la mía. No creo que haya sido sólo suerte lo que tuve en la vida, tuve que trabajar mucho, y en ese transitar, también apareció el dolor. Uno va a armando su vida, forjando su camino.
—Más allá de la culpa, que cosas no soportaba de la profesión…
—Que la gente me gritara cosas lindas, que me vinieran a buscar de la puerta de mi casa al canal…Te juro que me volvía loca: parecía un gato mojado encerrado en una jaula.
—Lo que toda actriz pretende y sueña, usted lo vivió con culpa y dolor.
Si, mucha culpa. Y tuve que recurrir a un terapeuta. Tenía 23 años. Puteaba contra todo y a todo le daba un marco: siempre la gente tenía la culpa. Yo sufría. Parecía que me llevaba el mundo por delante, pero en mí, existía el dolor y el sufrimiento. Me tocabas un poquito, y me largaba a llorar desconsoladamente. Discutía y lloraba.
—¿Usted no aspiraba a la consagración actoral?
—No. Lo hice como un juego y como un camino que me ayudaba a enfrentar y resolver determinadas cosas: yo era muy apagada, muy melancólica, culposa…Pensaba que si ocupaba un lugar y tenia dinero era una “garca”. Mientras yo actuaba, en ese momento, vivía…pero después, era un tormento. La verdad, mi única aspiración en la vida, y desde siempre, fue ser mamá. El resto, lo transitaba. Nunca me interesó el afuera, el estar a la moda, al contrario, si todas usaban algo que imponía el fashion, yo me vestía de manera contraria.
—También se revelaba a través de la moda…
—Exacto, y hoy, lo que era una rebelión, se transformó en una forma de vida.
—¿Sigue sin importarle que lucir o como lucirlo?
—No me importa nada. Soy muy libre, en ese sentido. Me cuido, no hago papelones, pero no es mi prioridad. Por otro lado, estoy casada con un hombre que cuida su aspecto físico, es muy pulcro y toda su ropa es impecable y todo lo sabe combinar. Yo, todo lo contrario.
—¿En “La Leona” logró atravesar la pantalla para mostrar a una actriz más comprometida con el dolor y la venganza. Se la nota con una energía visceral. ¿Qué elementos trabajó para la realización de su personaje, María Leone?
—Trabajé con la verdad, con las emociones más profundas: cada vez que entraba a la cocina de lo que era mi casa en la ficción, era como si estuviera viendo mi casa de San Martín. Cada uno de los detalles – todo está ambientado en los 70 — me inspiró mucho. Y los actores con los que trabajé, fueron una permanente usina de inspiración actoral. Todo me detonaba sentimientos personales. Las escenas fueron muy intensas y terminaba muy cansada. Cuando estoy en escena me siento muy viva, después, puedo cortar y seguir con mi vida cotidiana.
—Su marido, Pablo Echarri, como productor de la tira, dijo que si usted no aceptaba la propuesta de protagonizar “La Leona”, no iba a poder encontrar a ninguna otra actriz que pudiera abordar el protagónico.
—Siento que estoy capacitada para interpretar a María Leone. Nunca dudé. Apenas leí el libro me dije “Esto es para mí”. Lo sentí de inmediato. Pablo pudo ver el dolor y la fuerza que podía darle al personaje. Y así lo hizo.
—¿Es cierto que le hizo la oferta en el dormitorio?
—Fue así, nos fuimos a acostar, siempre charlamos en la cama, y me lo propuso. Me habló de una heroína italiana y su lucha social. Pude verla, intensa, luchadora, con dolores…y me arriesgué. Pero en lo personal, yo soy mucho menos valiente que María.
—¿Por qué dice que usted no es una mujer valiente?
—María Leone es más diáfana, yo soy mucho más oscura. Tengo más quilombos internos. En el sentido de enfrentar mis propios miedos.
—Sin embargo usted es una fiera frente a los seres que ama…
—Ahí si, soy leona. Te piso con el auto…Cuido a mi familia, a mis amigos…Soy fiel a mis afectos. Confronto, no puedo mentir. Por eso, también, justamente por ser tan honesta, he cometido cagadas.
—¿Se arrepiente cuando reconoce que se mandó alguna cagada?
—Si, soy una mujer de autorreflexión. A veces las heridas quedan, o cuestan cicatrizar.
—¿Quién decidió la elección de los grandes actores que participan de “La Leona”?
—Fue una decisión consensuada.
—¿Nunca pensó en la posibilidad de que algunos de los actores consagrados de la tira – Miguel Angel Solá, Susú Pecoraro, Esther Goris, Lito Cruz, entre otros — pudieran hacerle sombra tanto a usted como a Echarri?
—Te hacen sombra, claro. Tanto Miguel como Susú son únicos…son más que cualquiera, obvio. Pero cuando tenes claro el personaje que interpretas y vas detrás de la historia, no hay nada que te haga ruido. No existe inseguridades. Acá la principal estrella es la historia. Y la historia está por sobre todos nosotros.
—¿Desde lo físico, Cómo se preparó para encarar el personaje?
—Te juro que estoy más flaca que en la tele….Hice una dieta que me contuvo emocionalmente. Para poder iniciar una dieta rigurosa, como la que yo tuve que hacer, tenés que estar preparada y bien: tener ganas y voluntad de hacerlo y por sobre todo, motivación. Recurrí al Método Pronokal que te propone una vida con decisiones saludables. Hay diferentes etapas y la primera es la más difícil. Durante 15 días no podés comer nada de lo rico: nada de harinas, nada de azúcar, frutas, lácteos y algunas verduras. Por supuesto que esta prohibido el alcohol. La intención es “desgrasarte” . Si pasas esa primera etapa, estas capacitada para continuar. Yo los primeros días estaba en mi casa y caminaba por las paredes. Estaba desesperada. Luego, te incorporan más alimentos y el secreto, es que todo el tratamiento se compensa con polvos que se convierten en comidas.
—Es el método que utilizó la Reina Máxima Zorreguieta…
—Si, ella sé que bajo 10 kilos, yo 6, que para mí, por mi estatura, 1:62 metros , es muchísimo. Este método me bajo la ansiedad. Ahora me alimento de otra manera: como lo que me gusta pero más mesuradamente. Puedo comer pescado con verduras, ensaladas, pollo con alguna papa, dulces, dos veces a la semana…Pero este método se complementa con ejercicios. Yo mientras estaba a dieta hacia crossfit. Y a medida que pasaban los días iba notando el cambio físico. Eso fue un estímulo enorme para seguir. Estaba muy contenta. Me empezó a entrar ropa que hacia tiempo no me entraba.
—¿Que es lo que más le gusta de su nueva figura?
—Me gustan las piernas…Incorporé a partir de la tira las polleras. Pablo siempre me insistía que las usara, pero yo salía espantada. Ahora es distinto.
—Aunque usted siempre tuvo muy buenos pechos y una cola turgente…
—Siiii! (Se pone colorada).
—¿Nunca fue coqueta?
—No, pero a mi marido siempre lo espero con algo. No estoy zaparrastrosa en la casa.
—Pero tampoco es Mirtha Legrand que se cambia de ropa tres veces al día…
—No, pero Mirtha es Mirtha. Con Pablo tenemos espacios en el día que son para nosotros. Los elegimos y es un remedio al espíritu. También es un deseo y una necesidad. Nos da ganas. Esto es otro de los motores del por que seguimos estando juntos a través de los años. Tenemos siempre ganas de estar con el otro.
—¿Y cuando aparece esas ganas usted se produce para la ocasión?
—Eh, si, las preparo…¿Si hay algún porta liga? Hay de todo… (Se ríe. Vuelve a ruborizarse)
—¿Mira a otras mujeres?
—La mujer mira a la mujer. Si, y me llevo bien con las mujeres. Tengo buena energía, buen entendimiento. Hay algo que ellas encuentran en mí de comodidad.
—No le provoca competencia a la mujer?
—¿Yo competencia? Para nada.
—¿Como soportó las calenturas que provocaba su marido a las mujeres, en el inicio de su relación con él?
—Eso fue muy duro. Duro de una chica que venía de donde venía…pero Pablo fue el que me ayudó a superarlo. Por su manera de conducirse, frente al acoso femenino, siempre confié en él. Pablo es leal. Un hombre de palabra.
—¿Alguna vez la putearon por ser la elegida del galán de las telenovelas?
—No, pero siempre me sorprendió con cierta rareza cuando me decían: ¿Vos estas saliendo con Pablo, no¡¡¡ Pero que Hija de Puta!!! —¿Recibió propuestas de amor de otras mujeres?
—Si, claro. Las chicas son muy atrevidas, más ahora.
—¿Alguna vez experimentó una relación lésbica?
—Pero….que me preguntas!!! ¿Cómo te voy a contestar eso??
—Pero no me dice que no….
—Por favor!!! (Pega un grito)
—¿Es importante el sexo en la pareja?
—Totalmente importante.
—¿Cómo sostiene el vínculo con Pablo Echarri, tras 15 años de estar juntos?
—Nuestro motor son las ganas que nos da estar con el otro. Aún tenemos ganas de compartir. Estamos pendientes el uno del otro. Pablo es mi mejor amigo, sabe todo. Le pido consejos. Oficia de todo para mi, y yo para él. La vidas nos unió y milagrosamente, somos muy parecidos. Nuestra columna vertebral es que somos monogámicos. Yo lo sigo eligiendo visceralmente desde todos lados. Porque insisto, no podría vivir hipócritamente. Sino me pasa algo verdadero, no podría estar con esa persona. Por otro lado, nosotros no dejamos pasar ni un problema. No acumulamos nada. Lo resolvemos de inmediato. Ni siquiera nos vamos a dormir sin hablar. Yo estoy muy atenta a mis cambios personales. A ser cada vez mejor y Pablo hace lo mismo.
—¿Tuvo muchos novios antes de Echarri?
—Si, era muy noviera. No muchos, pero establecía vínculos de tres, cuatro años.
—¿Qué es lo que vio en Pablo que no haya visto en el resto de los hombres que estuvieron con usted?
—Una energía vital…Algo que sucedía más allá de mí, y se apoderaba de todo mi ser. Tuvimos una empatía al segundo de conocernos.
—¿Es difícil para convivir?
—No soy difícil, pero tampoco tranquila. Los años te van dando cierto aplomo. Si uno sigue repitiendo la misma mierda de hace diez años, la verdad, no sólo es incómodo, sino que vas directamente al fracaso. Nos vamos aggiornando.
—¿Pablo es complicado para vivir?
—Si, es meticuloso, un rompe bolas…de la limpieza, del orden. El no hace orden con él, Pablo deja sus cosas tiradas, pero necesita que impere un orden y una limpieza en la casa . Y yo soy todo lo contrario.
—¿El sexo entre ustedes se fue transformando con los años?
—Si, hay algo propio de cada pareja. Y entre nosotros, el sexo es importante. No porque estemos en la cama todo el tiempo… Pero el sexo te da complicidad, te da apertura, te quita los miedos, te permite mostrarte tal como sos con el otro. Entregarte al placer que el otro te da, que el otro se entregue al placer que vos le das…El sexo te permite mucha apertura. Si vos tenes un buen sexo con el otro, generas una buena energía en la casa. En tu vida.
—O sea que entre ustedes el sexo se modificó para sumar intensidad.
—Si, en cuanto a la comunión y a la confianza. A la desfachatez…Mostrarse de la manera que sea delante del otro.
—¿Por qué? ¿Cuando iniciaron el romance, usted prefería hacer el amor con la luz apagada?
—Imaginate¡¡¡ Estaba con Pablo Echarri!!!. Semejante hermosura. Para mí era una cosa de locos, una hermosura…Que nervios. Después me empecé a dar cuenta que a él le sucedía lo mismo. Que el hombre te dé la llave para poder soltarte es maravilloso; te permite tirarte a la pileta de cabeza o tirarte al vacio sin parapente. Eso, lograr eso, es maravilloso. Y con Pablo lo logramos.
—¿Entre ustedes no hay prejuicios ni zonas oscuras?
—Si tenés zonas oscuras hay que experimentarlas para poder exorcizarlas.
—Usted es una mujer oscura?
—Tengo cierta oscuridad, si. Soy muy melancólica, muy “tristonia”.
—¿Y Pablo todo lo contrario?
—El no es “tristonio” ni melancólico. Pablo es pragmático, mucho más frío, es de tomar decisiones pensadas…Resuelve los problemas instantáneamente.
—¿Les gusta estar juntos en la casa cuando no trabajan?
—Si, tomamos mate, charlamos…y sino tenemos ganas de estar juntos, él está arriba de la casa y yo abajo. Nos hace bien saber que estamos unidos. Hemos armado una cofradía de nuestro amor. Nos protegemos. No es fácil tener una relación como la nuestra y trabajar en este medio. Creo que Pablo y yo somos medio anormales.
—¿Cómo fue trabajar con su marido, compartir escenas de violencia, odio y venganza?
—Me sacudió bastante. Fue una experiencia que sabíamos que podíamos atravesarla pero por otro lado, también sabíamos que teníamos que cuidar el tesoro más preciado que es nuestra familia. Nunca temí por la relación. Sabía que nada se iba a quebrar. Fue una patriada en todos los sentidos: no sabíamos como íbamos a dar públicamente, si la gente iba a poder creer en nuestros personajes. Tuvimos encontronazos, rispideces, ganas de no vernos, pero entendiámos que todo eso era parte de un camino que teníamos que recorrer, y juntos. De la mano.
— Todas las actrices que han trabajado con Echarri han dicho que cuando besa les come la cara…
—Si, besa bien, te morfa…Y cuando tuvimos nuestro primer encuentro en la tira, fue bastante erótico.
—¿Y qué le pasa a usted cuando Echarri tiene que besar a sus compañeras de trabajo?
—No lo veo…es incómodo. Y mirá que en la tira le tocó escenas con Mónica (Antonopulos) que es amiga, que la amo…pero es fuerte.
—¿Y cuando ha besado en otras telenovelas, evitaba atravesar ese momento?
—Si, no…Tuve la suerte que hizo dos novelas con Paola (Krum), que también es muy amiga mía, o sea que desde ese lugar, estaba muy cubierta. Pero para ser sincera, por más que sean amigas, es difícil de ver. Es un plomo. Además, Pablo es un tipo que lo expresa y lo cuenta muy bien. Es sensual, es erótico.
—Definitivamente no le gusta verlo…
—No, no me gusta. Me sacude. ¿A vos te gustaría?
—Su personaje en la ficción triangula los vínculos. En lo personal, ¿Se atrevería a incorporar un tercero a su pareja?
—Sos fatal!!! ¿Qué? Sé que son los nuevos paradigmas de esta era, incorporar esas cosas a las fantasías y/o a la realidad. Está todo bien, yo no juzgo. Pero yo soy de otra época. Hacelo y te lo corto. (Se ríe)
—¿Usted acompaña a su pareja con sus mañas del orden, la estética y la selección de su propio vestuario?
—Yo soy re galán. Cuando él se viste, yo estoy detrás diciéndole “Que lindo, me encanta…te queda hermoso”. Igual Pablo sabe perfectamente lo que tiene que hacer, que ponerse, y que combina con que. También sabe ponerse lo que a mi me gusta. En ese sentido, mi marido me “regala su figura”. Y lo que a mí me erotiza mucho, es cuando yo me cambio, él me ayuda. Me sube el cierre o me acomoda la blusa. Me cuida.
—¿De que manera se reparte para criar tres hijos con edades tan diferentes: Luca (15) – de su relación con Matías Martin – Morena (11) y Julián (5)…
—Es un gran trabajo, pero te tiene que gustar. Yo nací para ser mamá. Con mi hijo mayor hablamos de todo, tanto Pablo como yo. Y él a la vez tiene mucha comunicación con su padre, Matías. Luca es un pibe con una cabeza muy grande: sabe todo, está al tanto de todo y sabe cuales son los pro y los contra de las decisiones a tomar. Yo estoy muy cerca, intento lograr su confianza e inculcarle que como mamá, siempre voy a estar a su lado, sin juzgamientos ni rompiéndole las bolas. Tuve suerte con mi hijo: ama el cine, aprendió a hablar inglés solo, con la computadora y los dibujitos. Pero ojo, cuando tengo que cagarlo a pedos también lo hago.
—¿Cómo es su relación con Matias Marti, el padre de su hijo mayor?
—Mi relación con él es buena, y muy saludable. Yo tengo una excelente relación con su mujer, Natalia (Graciano) y él con Pablo. Vivimos cerca…esta muy bueno.
—¿Su hija Morena es la más parecida a Echarri?
—Es re Echarri, si bien tiene esa sensibilidad a flor de piel y ese llanto inmediato que tengo yo, Morena es tenaz, segura y coqueta como él. Tiene todo su porte. Vos la ves, y es Pablo cuando empezó su carrera, con el pelo largo…Es fuerte, dedicada con sus cosas. Es divina, con un carácter tremendo..
—Y llegó Julián, cuando usted tenia 40 años.
—Si, mi bebé. Es el hijo de la vejez…es mi enchastre de amor. Vino cuando yo empezaba a disfrutar más de las cosas, cuando podía elegir más concretamente, llegó cuando mis otros dos hijos eran mas grandes…Quiero decir, empezaba a tener cierta independencia. Pero apareció en otro contexto, justo con la despedida de mi suegro. Llegó con una potencia de amor muy fuerte.
—Lejos del amor, y más cerca del rechazo. ¿Cómo enfrenta a la gente que la detesta sólo por tener una posición política tomada?
— Aprendí a través de los años a disolver lo que me provoca dolor. Opté por no leer, no enterarme ni saber lo que se dice de mí. Es como si me metiera en una cápsula de sanidad.
—O en una cápsula que se llama negación…
—Es preservarse. Negarlo por protección. Las cosas feas que dicen siempre te llegan. No tengo facebook, ni twitter ni instagram..No porque esté en contra, todo lo contrario. No lo tengo por preservación. Sabia de esta guerra contra nosotros. Pero también entendí, que muchas personas creen determinados cuentos que le han contado y contra eso, yo no puedo hacer nada.
—Muchos dijeron que ustedes recibían dinero del gobierno..
—Si, pero yo que puedo hacer frente a esas mentiras. Lo que te quiero decir es que, personalmente, duermo muy tranquila. Nunca sucedió nada de eso, más allá de mi acercamiento y afinidad humana con determinado proyecto político para mi país, con Cristina, como lo tuve con Nestor Kirchner. Eso es tan genuino como eso. No es ni fanatismo ni interés.
—Se arrepiente de haberse manifestado a favor de las banderas del Kirchnerismo?
—No, al contrario. Cuando encontrás algo que te provoca mucha convicción, sobre todo para algo que vos queres para tu país y tus pares; es algo muy lindo lo que te pasa por dentro.
—¿Con Cristina tiene algún tipo de vínculo? ¿Se comunicó con usted por su trabajo en “La Leona”?
—Ay no. Si bien cada vez que nos vemos tenemos un choque de manos especial, y una mirada a los ojos especial, hay algo de ella de nuestro trabajo, tanto del mío como del de Pablo, que lo ha visto, y se siente como cercana. Pero no más que eso. Yo he odiado a gente, he sentido odio por algo o por alguien, pero nunca en mi cabeza se me ocurría hacer algo para lastimar o para provocar algo que genere en contra de esa persona.
—¿Ha sentido la mirada fría y distante de colegas que no comulgan con el kirchnerismo?
—En general el que no es kirchnerista y es odioso del kirchnerismo te trata distinto. Y no solo compañeros, la gente también, creo que tiene que ver con esto de que nosotros, Pablo y yo, somos parte de la pobreza del país. ¿Entonces, qué puedo hacer frente a todo esto? ¿No me querés hablar? ¿No queres ver la novela? Y bueno, no la mires, no me hables. Soy bastante pragmática en ese sentido. Al principio me dolía mucho, muchísimo, me atravesaba. Pero un día me dije “tengo que ser cada vez mas fuerte, porque no puedo vivir con esto”. Y así fue. Pero creo que lo que está pasando con “La Leona” es que la historia se está instalando en la gente, más allá de todo esto.
—¿Vengativa?
—Cero.
—¿Dejó de llorar?
—Ya no lloro tanto, me conmueven ciertas situaciones, cierta gente, soy una mujer conmovedora.
—¿Y rencorosa?
—No, pero no me olvido. Perdono, pero hay algo que queda lastimado adentro mío.