¿Qué tienen en común el Papa Francisco y Shakespeare?

domingo-opinion-04Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social

Casi que se presenta como una pregunta con doble sentido o quizás con trampa, como decíamos cuando éramos chicos. Pero no. Este viernes 22 se dio a conocer el mensaje de Francisco de la 50° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales para este año 2016 y en él cita en un párrafo al famoso autor inglés quien, en una de sus obras, se expresa sobre la misericordia. El pasaje al que me refiero es el siguiente: «La misericordia no es obligatoria, cae como la dulce lluvia del cielo sobre la tierra que está bajo ella. Es una doble bendición: bendice al que la concede y al que la recibe» (El mercader de Venecia, Acto IV, Escena I). Bella imagen, concepto grande que retoma Francisco en su mensaje que lleva por título «Comunicación y Misericordia: un encuentro fecundo» y me gustaría repasar algunos otros tramos de ese texto con ustedes: «Lo que decimos y cómo lo decimos, cada palabra y cada gesto debería expresar la compasión, la ternura y el perdón de Dios para con todos. El amor, por su naturaleza, es comunicación, lleva a la apertura, no al aislamiento. Y si nuestro corazón y nuestros gestos están animados por la caridad, por el amor divino, nuestra comunicación será portadora de la fuerza de Dios».

 

Las palabras y los gestos pueden destruir una relación, lastimar al hermano, o ser fuente de comunión y alegría. Sigue Francisco dando más pistas que vinculan la comunicación con la misericordia: «La comunicación tiene el poder de crear puentes, de favorecer el encuentro y la inclusión, enriqueciendo de este modo la sociedad. Es hermoso ver personas que se afanan en elegir con cuidado las palabras y los gestos para superar las incomprensiones, curar la memoria herida y construir paz y armonía. Las palabras pueden construir puentes entre las personas, las familias, los grupos sociales y los pueblos. Y esto es posible tanto en el mundo físico como en el digital». El título de este mensaje tiene incluido el concepto de fecundidad, la reconciliación como producto de la combinación entre misericordia y comunicación: «Es deseable que también el lenguaje de la política y de la diplomacia se deje inspirar por la misericordia, que nunca da nada por perdido. Hago un llamamiento sobre todo a cuantos tienen responsabilidades institucionales, políticas y de formar la opinión pública, a que estén siempre atentos al modo de expresarse cuando se refieren a quien piensa o actúa de forma distinta, o a quienes han cometido errores.

 

Es fácil ceder a la tentación de aprovechar estas situaciones y alimentar de ese modo las llamas de la desconfianza, del miedo, del odio. Se necesita, sin embargo, valentía para orientar a las personas hacia procesos de reconciliación. Y es precisamente esa audacia positiva y creativa la que ofrece verdaderas soluciones a antiguos conflictos así como la oportunidad de realizar una paz duradera». (…) «El encuentro entre la comunicación y la misericordia es fecundo en la medida en que genera una proximidad que se hace cargo, consuela, cura, acompaña y celebra.» Hacia el final del mensaje, Francisco hace hincapié en la diversidad de espacios en las que en la actualidad podemos encontrarnos, socializar y contagiar misericordia: «El entorno digital es una plaza, un lugar de encuentro, donde se puede acariciar o herir, tener una provechosa discusión o un linchamiento moral. Pido que el Año Jubilar vivido en la misericordia «nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación» » (Misericordiae vultus, 23). Que podamos comunicarnos en nuestros ámbitos de encuentro en verdadera y fecunda misericordia. Mañana celebramos la Fiesta de la Comunión del Apóstol San Pablo, un gran comunicador de la Misericordia de Dios. Imitemos su pasión por Jesús y por la evangelización.