Entrevista exclusiva al actor que personificó a Escobar Gaviria, el narcotraficante más famoso del mundo, quien estaba obsesionado con la obra “El Padrino”.
Es considerado por muchos el mejor actor colombiano del momento, Andrés Parra, de 36 años, en pareja con la publicista cartagenera Diana Sofía Cáliz Bettín, tiene una larga trayectoria en teatro, cine y televisión. Su formación se basa en la “Escuela del Teatro Libre”, y protagonizó muchas puestas, la más destacada, “The Pillowman” -dirigida por Pedro Salazar- que fue la mejor obra del 2010. Además, como docente de actuación, Parra ha incursionado en la dirección con obras de Shakespeare, Cervantes y Molière.
Participó en más de 15 largometrajes, entre los que resaltan “Perro come Perro” (2006), “Satanás” (2007) y “La pasión de Gabriel” (2009), por la que obtuvo el premio a mejor actor en el Festival de Cine de Guadalajara.
Sobresalió por su papel en “Anestesia”, de “El cartel de los sapos”, “Jaime Cruz” en “La Bruja”, pero la que le dio fama mundial fue la célebre “Escobar, el patrón del mal”. La novela se estrenó en cinco continentes con éxito masivo de público y crítica. El nobel Mario Vargas Llosa escribió : “es una producción muy bien escrita y dirigida, y Andrés Parra, el actor que encarna al famoso narcotraficante Pablo Emilio Escobar Gaviria, lo hace con enorme talento”.
Hoy está rodando la serie “La suegra” y en breve se estrena “El Elefante Desaparecido”, del director peruano Javier Fuentes León.
— Escobar fue un personaje complejo y multifacético. ¿Hay algo de Escobar en Andrés Parra? ¿Algo de Parra en Escobar?
A.P. Hay detalles muy precisos, hay un extraño gusto por la música clásica, a mi tampoco me gusta madrugar, creo que somos igual de perfeccionistas en lo que nos gusta, en lo que nos apasiona.
— Se insiste en el mimetismo de Escobar, en su habilidad para ocultar su esencia. ¿Cree que hubo algo de actor en el narcotraficante?
A.P. Escobar es un hombre que estuvo todo el tiempo buscando su propia identidad, su obsesión con El Padrino de Mario Puzzo lo llevó a tratar de convertirse en algo parecido. Escobar tenía mil caras, y estaba en una profunda búsqueda de su propio estilo, ese hermetismo, esa personalidad imperturbable creo que es una manera de ser, aprendida de las mafias Sicilianas.
—Para acercarse a Escobar usted tuvo que consultar a varios especialistas. “Antisocial, agresivo, sádico” fue uno de los diagnósticos psicológicos que más le impresionó y mayor ayuda le brindó para la construcción del personaje. ¿Cómo se junta esa veta oscura con el humor, ese humor casi clownesco, del que también participa el personaje?
A.P. No podemos olvidar que a fin de cuentas Escobar no es más que un ser humano. Y los seres humanos somos así, buenos y malos, amargados y divertidos, tristes y alegres… Esa veta se junta como se junta en cualquier otro ser humano, depende del momento, las circunstancias y el estado de ánimo.
— Cada capítulo de la serie empieza con la advertencia: “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. ¿Cuál es la lección histórica más importante de la serie?
A.P. Precisamente esa. Que Colombia no aprendió la lección. En cualquier momento puede aparecer un nuevo Escobar en cualquier forma. El terreno está listo para eso. Están el clientelismo, la desigualdad, la corrupción, la politiquería y la indiferencia listos.
— ¿Cambió su perspectiva sobre la Historia colombiana o el narcotráfico?
A.P. Tanto así que creo que el libro “La parábola de Pablo” tendría que ser una lectura obligada en cualquier colegio del país. Es imposible tener una claridad del presente sin repasar esa Colombia de los años 80 que es tan responsable como Pablo de todo lo que hizo Pablo, lo bueno y lo malo.
— Hay una foto famosa en la que Escobar se hace retratar disfrazado de Pancho Villa ¿Cree que la lucha de Escobar contra el estado tuvo algo de revolucionaria? ¿Con qué otra figura histórica lo compararía?
A.P. Lo de Escobar es sin lugar a dudas una venganza social. Desde todo punto de vista. Una guerra declaradad a los poderosos que oprimen al pueblo. Así lo veía él y se refleja en una parte importante de su discurso.
— En una entrevista cuenta que le gustaría interpretar a Laura Bozzo (del reality peruano “Laura en América”) y también a Hugo Chávez. ¿Estas figuras tienen algo en común con Escobar? ¿Por qué los encuentra actoralmente interesantes?
A.P. Con Escobar tienen en común sus delirantes personalidades. Y eso es lo que me llama la atención de un buen personaje, sus colores, sus contradicciones, sus mentiras, el poder que tienen, sus debilidades, hasta su estupidez si es el caso. Ambos son sumamente ricos en cuanto a su personalidad tan especial. Sería un gran viaje. Pero yo no los podría o debería hacer. A Chávez lo tendría que interpretar un actor venezolano creo yo y a Laura una actriz peruana. Así como a Escobar lo tenía que haber interpretado un actor colombiano.
— En los últimos años viene presentándose en Argentina un incremento en las prácticas relacionadas con el narcotráfico. ¿En qué medida cree que pueda extenderse la explicación dada por la serie sobre los orígenes y el funcionamiento del narcotráfico a otros países que atraviesan conflictos análogos?
A.P. La vergonzosa desigualdad social, la falta de oportunidades y la corrupción campante que caracteriza a nuestros políticos es el origen de casi todos nuestros males. Creo que es un fenómeno que aplica para la mayoría de Latinoamérica. Sobra decir que la guerra contra las drogas es una guerra perdida.