Los conductores de FM Metro estrenaron la tercera temporada de El mundo desde abajo en TBS. Dicen que eligen el cable porque no los presiona el rating, y que en la radio ganan bien. Juran que en la FM de Moneta no hay bajada de línea.
Sebastián Wainraich y Julieta Pink llevan ocho años al frente de Metro y medio en el regreso de Metro FM 95.1, y son una de las duplas más divertidas de la radiofonía argentina, con un estilo descontracturado, poca información y charlas cotidianas y pasajeras. “No somos dos locos excéntricos que caímos de Saturno. Somos más dos bohemios burgueses”, se define Wainraich. “Muchas veces se banaliza el boludeo, pero es necesario para que el público se distienda. Quizá podemos hablar de un tema desde nuestra curiosidad, pero no en profundidad. Para eso sacamos un especialista al aire”, describe Pink. Su éxito les abrió las puertas del cable, con producción de Villarruel-Llorente (OnTV), hace tres años con El mundo desde abajo, que estrenó su tercera temporada en TBS Veryfunny, un canal de humor con dosis de stand up que se ve en Latinoamérica. “Lo establecido por el guión es un 70% y el resto es nuestra improvisación”, dice Wainraich. “Es un programa televisivo, teatral y radial con nuestra impronta”, agrega la conductora de 33 años. Cada semana habrá un invitado especial que participará en sketches y una entrevista. Esta temporada están Griselda Siciliani, Diego Peretti, Peto Menahem, Nancy Dupláa, Leo Sbaraglia y Flor de la V. “El único momento en que me siento periodista es cuando hago la entrevista. Pero no soy periodista”, aclara.
—¿Hay algún político invitado en la cuarta temporada ?
Wainraich: Si queda alguno vivo (risas)… No los veo actuando o participando en los sketches del programa…
—¡Han bailado y cantado en televisión!
W: Tenés razón. Tampoco hacen cualquier cosa por un voto (risas).
—¿A cuál le ven más pasta para la actuación: a Macri o a Scioli?
W: Ninguno de los dos me parece Julio Chávez. Bueno,Menem era más o menos simpático, y así nos fue.
Pink: No creo que la rompan.
W: Yo creo que Macri vendría a decir, por ejemplo (imita su voz canchera), “¿en qué te encontré? Boló, ¿qué es esto?”. Y Scioli vendría pintado de naranja, vieron que está pintado de naranja, ¿no?, como algo conceptual, como si lo pintaran con polvo de ladrillo.
P: Meteríamos a los dos en la cama matrimonial.
W: Y que Scioli le diga a Mauricio: “¿En qué te has convertido?”.
P: Y que le conteste: “En un trapito”.
—¿Y a Cristina nunca se les cruzó invitarla?
W: Cristina puede venir, va a estar más tranquila a partir del 11 de diciembre. Viene y te hace el programa sola.
—¿Haría el mismo sketch de Siciliani, que presentó de manera irónica una lista de lo que no quiere hablar?
W: Sí. La veo haciendo todo eso, y el monólogo también. Gritaría, nos maquillaría, hace todo Cristina. Y respecto de la lista de cosas de las que no quiere hablar, las comentaría igual, ¿por qué no las va a querer comentar? Si en 2001 no la dejaban. Por eso.
—¿Se ven en un canal abierto?
W: Estamos bien acá. Si vas a un canal abierto te presiona el rating y el minuto a minuto.
—¿Y el humor político, Julieta?
P: Pincelamos muy poco la política, pero hacemos más humor cotidiano.
W: Sólo el humor político no nos interesa.
—¿Con la grieta es más difícil hacer reír?
W: Al estar tan marcados los medios de un lado y del otro, el público busca a su medio, identificarse, o el que es oficialista quizá quiere ver TN y reírse de Nelson Castro, y otros opositores ponen un medio oficialista para decir “mirá que h… de p… lo que dice”.
P: La risa siempre fue un escape, la gente quiere y tiene que reírse. Nos sigue un público de entre 18-20 a 50 o 60, es muy amplio, y a las 6 de la tarde, al volver de laburar, querés distenderte.
—¿Son así de humoristas en la vida?
W: El humor nos ha servido para atravesar momentos difíciles, pero por sobre todo para comunicarnos, tener un vínculo con el otro; el humor es una opinión, un punto de vista. En el espíritu está, y cuando me pasa algo pienso cómo lo llevaría en formato ficción al cine, al teatro o a la radio. Es un método para defenderse, transformarlo en una mentira o ficción.
—En un año tan político, ¿cómo hicieron para zafar?
W: Sí, este año nos preguntamos si invitamos políticos o no, e invitamos a dos.
—¿A quiénes?
W: A Vidal y Cerruti.
—¿Y la gente?
W: La gente se enoja con los políticos y se enoja con nosotros también porque no preguntamos tal o cual cosa.
P: O nos dicen “cómo mostraron la hilacha sentando a ésa ahí”. Y al otro día sabían que iba a salir el político del otro partido. Tampoco la radio tiene una bajada de línea política.
—¿Pero no es de Raúl Moneta?
W: Sí. Parece que es afín al Gobierno, pero yo escuchaba las tandas y pautaban todos y de todos lados, ¿eh?