Suele decirse que segundas partes no son buenas. No siempre es para tanto, aunque este sábado, en la segunda edición de su primera batalla, no hubo demasiado drama y bastante de ajedrez. Oleksandr Usyk volvió a ganarle a Tyson Fury y su síntesis de la pelea fue: “Yo gané y eso es todo”.
En la primera, Fury pasó un momento de mucha angustia en el noveno. Acá no ocurrió así, y en cambio, se lo vio ligeramente lento, ante un hombre más pequeño que él y mucho más veloz y oportuno en las contras, mandando muchas manos al cuerpo.
No hubo grandes momentos de emoción, pero si un combate pensado, con un hombre que trabajó a cuentagotas (Fury) y n otro que, haciendo algo similar, lanzó más golpes y trabajó para quedarse con la victoria.
Nos quedamos con el mismo puntaje de los tres jurados, un 116-112 que al ser unánime, le quita cualquier discusión al resultado. Cuatro puntos bien llevados especialmente luego del quinto round, cuando comenzó a tomar perfil definitivo la pelea.
Esta segunda edición encontró a ambos con una bolsa estimada en 105 millones de dólares para Usyk y 85,5 para Fury. En la primera pelea, Fury se llevó 105 millones y Usyk 45. Ni más ni menos.
Usyk a los 37 años, registró un peso oficial de 102,500 kilogramos. Con una marca invicta de 22 peleas, 14 definidas por nocaut, este hombre exponía sus coronas WBA, WBC y WBO, ya que la IBF (Federación Internacional le sacó el reconocimiento, cosa que a esta altura quedó como anécdota, ya que Usyk era reconocido por todo el mundo del boxeo como el mejor.
Tyson Fury, a su vez, a los 34 y con 124,400 kilos, subió al ring con 34 ganadas, 24 por nocaut y una sola perdida, justamente ante su rival de hoy, tras haber sufrido una cuenta en el noveno asalto. Usyk le ganó por puntos por 114-113 y 115-112, mientras que una tarjeta benefició al Rey de los Gitanos por 114-113. Con 2,06 metros de altura, Fury aventaja a su rival, que mide 1,91.
La intervención de Turki-Al Sheikh fue fundamental para no solamente armar la segunda pelea, sino además, lograr semejantes hombres. El jeque además, ha comprado la ya legendaria revista norteamericana The Ring y aprovechó la ocasión para lanzar programas en Instagram, publicitarla en las sogas del ring y hasta editar ediciones especiales en vivo en X. Toda una movida que, hoy, hace difícil de conocer el limite y sus consecuencias, pero crece la idea de que este hombre, a los 42 y con grandes recursos económicos, se está postulando para el dueño del boxeo, incluyendo su propia liga.
En las encuestas, Usyk se llevaba una buena diferencia de votos a favor, para un combate que en su primera edición paralizó al mundo y que estuvo lleno de incógnitas para la segunda edición. Basta mirar las tarjetas para comprobar lo ajustado de la victoria del campeón, así como fueron muy pocos los que lo vieron ganar a Fury.
Esta victoria le ofrece a Usyk un panorama dominante, para muchos el número uno libra por libra del año, aunque ganó sin brillar demasiado, pero haciendo lo necesario. Fury pareció haber perdido su fuego y apeló, como siempre, a la lucha física, aprovechando su tamaño y recursos para complicar al rival, pero los golpes más claros fueron de campeón, que ahora suma 23 peleas, todas ganadas.
Roberto Ramírez Jr., árbitro de la pelea, no tuvo mayores problemas pues salvo un choque de cabezas casual, no hubo mayores inconvenientes.
Es un hombre que viene de una categoría de menor kilaje, como ocurrió con el gran Evander Holyfield, y eso aumenta su mérito, puesto que tuvo que superar las grandes diferencias físicas ante un hombre que le llevaba casi 25 kilos (aunque queda en claro que no siempre gana el que pesa más, o el que es más grande).
El más grande, sin dudas, volvió a ser Usyk, el hombre que vuelve a estar en la cumbre, cumbre que nunca perdió y que ahora ratificó con inteligencia, velocidad, profesionalismo y gran estrategia.